Las flipantes aventuras sexuales de Carl - Relatos Eróticos

Las flipantes aventuras sexuales de Carl

... tan promiscua como mi hija? —volteó a ver a la joven a su lado sentada en la tumbona con un pie sobre ella y otro en el suelo, con la prenda inferior hecha a un lado ya qué tenía un dedo metido en el coño emulando el ritmo con qué el hombre masturbaba a su amiga mientras la otra masajeaba su pecho.

—Hijastra —interrumpió Kendel con respiros entre cortados.

—oh no Kendel —su mano liberó el pecho para acariciar su mejilla —a partir de hoy dejaras de verme como tu padrastro, me verás como a un padre, y como tal te referías a mi como Papi, eso si es qué deseas qué juegue con ese cuerpo tan sexy que te cargas —acercó su dedo pulgar a la boca y recorrió el labio inferior para después intentar meterlo, Kendel abrió los labios y chupó con sensualidad sin apartar la vista del hombre.

—Está bien Papi —dijo cuando lo sacó de ella. Carl volteó a ver a su amiga qué aún no respondía su pregunta.

—no sabría decirle quién lo es más, las dos somos igual de putas, supongo. Hombre qué ve una, hombre qué la otra debe probar —dijo Lindsay con vergüenza, sus masajes se habían vuelto más desesperados pero no era capaz de emular el placer qué su amiga parecía tener. Podía verla arquear la espalda y tensar los pies, el orgasmo estaba cerca, lo sabía por sus gemidos cada vez más profundos. Carl tenía sólo un dedo metido en el coño de la joven.

—ah, sí —dijo Kendel cuando entró el segundo y luego el tercero, se mordió el labio con fuerza, alzó las piernas un poco más. Uno de sus pies estaba a la altura de su boca y no dudó en engullir el dedo gordo provocando qué el éxtasis de la joven se apresurara. El aumentó el ritmo del mete y saca, y con la forma de gancho en uno de sus dedos sintió como su vagina comenzó a contraerse, acelerando los movimientos, la vio sonriente cuando estaba cerca de lograr el orgasmo y los gritos se asomaban en la garganta, entonces, se detuvo.

Sus dedos estaban mojados, los llevó a su boca para lamer mientras Kendel se había dejado caer llena de frustración mirándolo con confusión. —me parece —dijo él levantándose —que tu madre está por llegar en cualquier momento. Y temo qué este tipo de espectáculo no sea de su agrado —respirando con dificultad lo vio dar la media vuelta, consciente de su partida alcanzó a tomarlo del brazo con ambas manos.

—¿cuándo? —dijo ella con tono desesperado —¿cuándo podremos terminar esto? —la vio por sobre el hombro con rostro serio, dando a su amiga un vistazo fugaz pero sin decir nada —¿Papi? —él sonrió ante la mención y se acercó a ella, se inclinó para poner sus manos sobre sus mejillas y con una mirada tierna dijo.

—más tarde, tu madre siempre tiene la costumbre de tomar un somnífero antes acostarnos y fingir qué es el cansancio. Creo, creo qué tenemos toda la noche —irguió la espalda y se dirigió a su amiga —asumo qué te quedarás a pasar la noche con nosotros ¿no es así Lindsay? —su mano palpaba su cabeza —ella asintió respirando con dificultad —bien —la soltó y agregó —por cierto, quiero ...