1. Las flipantes aventuras sexuales de Carl


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Control Mental, Autor: CrisantoCruz, Fuente: TodoRelatos

    ... en la depravación cosas como el asesinato, me di cuenta qué el más placentero de todos los pecados era la lujuria, y es así como he decidido auspiciar a hombres como tú, alguien cuya alma ya está podrida, y le doy la oportunidad de hacer todos sus deseos insanos realidad con la certeza qué no haber consecuencia más allá de la estipulada. Después de todo, el resto de su eternidades será solo dolor y más dolor. Así qué algunos años de placer o más depravación realmente no significan nada. Tal vez sirva de consuelo para aquellos días en los qué crean qué no pueden más con su castigo —Carl escuchaba con atención mientras su rostro cambiaba su expresión en una mezcla de terror y asombro.
    
    — ¿Me estás diciendo que el infierno existe? ¿Y qué voy a ir ahí?
    
    — Por supuesto qué sí. Vamos Carl, no has sido un blanco cordero. Para llegar a donde estás, a tu lujoso escritorio donde disfrutas de que tu fortuna crezca y crezca, y crezca, y crezca, has tenido qué mentir, destruir vidas, matar no de forma directa quizás, pero tus manos están tan manchadas de la sangre como aquel qué jalar a él gatillo. Cierto, has contenido el deseo de tomar a tu hijastra por la fuerza, a sus amigas, tu secretaria o cualquier mujer qué se te cruce y parezca guapa. Pero la lujuria desmedida está ahí, además de qué has cedido a otro tipo de perversiones, la pornográfica por ejemplo. Si continuara con la lista de lo podrida como persona qué eres, no acabaría, pero algo es seguro, todo aquello bueno qué creas qué has hecho no compensa la maldad qué hay en ti —cuanto más escuchaba, Carl se llenaba de vergüenza consigo mismo, rastros de lágrimas comenzaron a escurrir por sus ojos —vamos Carl, no tienes nada de qué avergonzarte —dijo el hombre mientras se acercaba a él y palpaba su espalda con cariño —se te dio libre albedrío y lo aprovechaste, además, el hecho de qué tuvieras una infancia miserable sembró la semilla de alguien qué no estaba dispuesto a repetir el mismo sufrimiento en la adultez. Lo demás, bueno, conociste a las personas equivocadas, entraste a sitios incorrectos, qué más da, no estoy aquí para juzgarte. Solo darte la oportunidad de qué disfrutes al máximo tu vida antes de qué en tu muerte estés condenado al sufrimiento eterno.
    
    —¿hay, hay algo qué pueda hacer para evitar lo qué se me viene? —preguntó el hombre lleno de desesperación y arrodillándose con las manos sobre el extraño resbalando desde sus caderas hasta sus rodillas arrugando el pantalón.
    
    —la hay —el súcubo se inclinó hacia él con las manos en los bolsillos —¿pero seguro qué estás dispuesto a hacer lo qué se necesita? —Carl lo soltó y quedó sentado sobre el suelo con las lágrimas secas sobre su mejilla escuchando atentamente —es decir, primero qué nada, tendrías qué renunciar a toda tu fortuna. Dado qué tienes qué pedir perdón a todos aquellos a quienes has causado la perdición, todos tus pecados quedarían a la vista del público, y si, tendrías qué hacerte responsable e ir a la cárcel de por vida ...
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