1. Hermanas


    Fecha: 18/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... calentón y mientras yo me burlaba aprovechó para acercarse de nuevo hasta mí, llevarme contra la pared y deslizando sin miramiento alguno sus manos por debajo de mis faldas decirme antes de que yo reaccionase ni pudiera decir nada:
    
    -Hagamos un trato-
    
    dijo refrotando su entrepierna por mi vientre.
    
    -¿Qué trato?- pregunté conteniendo aún la risa por su reacción infantil.
    
    -Un último beso- dijo interrumpiendo la risa tonta en la que habíamos caído los dos para mirarme seriamente a los ojos.
    
    -Está bien pero con una condición-. Quise tomar inútilmente la iniciativa.
    
    -Tú dirás- quiso saber David.
    
    - Diez segundos, diez segundos de beso y vale- dije mirándolo muy seria.
    
    -Está bien, acepto- dijo David.
    
    -Diez segundos, ni uno más ni uno menos- quise recalcarle.
    
    - Que sí, que sí, pero...a ver, ven, ven aquí, me ha quedado claro -me dijo, atrayéndome hacia él.
    
    Sin pensárselo dos veces posó una mano en mi cintura y la otra en mi mejilla, se acercó más y más. Su colonia me envolvía completamente, su boca en mi cuello, mis manos ahora en su cintura. Cada segundo suyo era un escalofrío, su boca en mis labios, un pequeño beso, otro, otro, el siguiente apoderándose de mi labio inferior, los ojos cerrados, cada vez sentía más sus labios, eran suaves, tiernos y húmedos en su medida perfecta, mi mano fue a su nuca, para acercarle más, con una mano me sobó el culo mientras la otra la dirigió directamente a uno de mis pechos. Le dejé hacer, total era su última oportunidad. En eso nuestras bocas se abrieron y ya no hubo más resistencia, notar el choque de su lengua con la mía hizo que se detuviera el tiempo por un instante. Dos, tres, cuatro segundos, besaba increíble, firme a la vez que sensible, morboso y cariñoso casi a partes iguales, seis, siete segundos, la mano que me acariciaba el culo ya no sabía qué poro de mi piel quedaba por acariciar, así que exploró nuevos límites y llegó a alcanzar mis labios vaginales por su parte posterior. Con aquella maniobra volví a la realidad y me aparté bruscamente de él.
    
    Esta vez se había pasado.
    
    Lo sabía, no hacía falta ser muy listo para adivinar en mi mirada que aquello no me había gustado un pelo. Nunca debió de acariciarme ahí. Entre otras cosas porque podía haber descubierto mi secreto, lo que más me molestaba en esos momentos es que pudiera pensar que estaba mojada, porque efectivamente lo estaba, pero él nunca debería haberlo averiguado.
    
    Se hizo un tenso silencio que yo misma me vi obligada a romper.
    
    -Será mejor que regresemos a la disco por el otro par de tortolitos- dije notablemente enfadada por lo acontecido.
    
    -Espera- me dijo reteniéndome del brazo, -me quedan tres segundos- pronunció al tiempo que me sujetó la cara cuidadosamente, la giró hacia él, me apartó el pelo por detrás de la oreja, y de nuevo frente a frente, como pidiéndome permiso, me besó. Me robó un besó que me hizo sentir como la primera vez por última vez, invadiendo mi boca lo justo, mordiéndome lo ...
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