Laura y Carolina: Primera cita - Relatos Eróticos

Laura y Carolina: Primera cita

... completamente justo antes de soltar un grito gutural. Un intenso orgasmo comenzó a sacudirla de arriba a abajo en olas de placer abrumador.

Su espalda se arqueaba y sus caderas se agitaban fuera de control. El clímax parecía no tener fin, los espasmos se sucedían sin tregua. Laura boqueaba en busca de aire, con la mente nublada.

—Oh... dios... yo... tú... —balbuceaba entrecortadamente sin lograr articular una frase coherente, presa de un éxtasis sobrecogedor.

Su visión se volvió borrosa y sus sentidos se agudizaron al máximo. Era como estar bajo los efectos de una potente sustancia alucinógena.

—No... no pares... sigue —alcanzó a suplicar cuando Carolina disminuyó levemente la intensidad para alargar el orgasmo.

Oleadas de placer la recorrían de la cabeza a los pies, todos sus músculos contraídos en tensión. Finalmente se derrumbó sobre la cama, jadeante y satisfecha. Ese había sido con diferencia el clímax más explosivo de su vida.

Laura yacía exhausta sobre la cama, aún con la respiración agitada y el cuerpo perlado en sudor. Su mente era un torbellino tras lo que acababa de suceder.

Jamás imaginó que hacer el amor con una mujer pudiera sentirse así. Había sido algo tan distinto a todo lo que conocía... Tan íntimo, tan intenso. Aún tenía los ecos de esos devastadores orgasmos encadenados recorriendo todo su cuerpo.

Se llevó la mano a su entrepierna, como para asegurarse de que todo seguía en su lugar. Un escalofrío de excitación la recorrió al notar lo húmedo y caliente que seguía su pubis, palpitante de deseo. Sus dedos rozaron casi con temor sus pliegues inflamados tras el arrollador sexo oral recibido. Se sentía hipersensible al tacto, cada caricia provocaba oleadas de placer residual.

Incluso sus manos parecían tener vida propia, con leves espasmos involuntarios, como si su sexo hubiera cobrado voluntad y exigiera más atención. Sus piernas seguían débiles e inestables, tras tanto tiempo abiertas para recibir a Carolina. Los músculos de los muslos y pantorrillas se contraían solos de vez en cuando, recordando el éxtasis vivido.

Todo su cuerpo estaba como electrificado, despertado a nuevas sensaciones que jamás experimentó antes. Se sentía poderosa, viva y a la vez vulnerable ante esa nueva puerta abierta a un mundo de placeres insospechados.

Mientras Laura seguía recuperándose, Carolina la observaba complacida por haberla llevado a tan intenso clímax. Verla retorcerse de esa forma la había excitado sobremanera.

Aún podía percibir el fresco aroma de la intimidad de Laura impregnando el ambiente. Esa fragancia la tenía completamente ebria de deseo.

Con una mano temblorosa por la anticipación, Carolina comenzó a acariciar lentamente su propio sexo, deleitándose al comprobar lo húmedo y sensible que se encontraba. Pasó un dedo suavemente entre sus labios interiores para luego frotar en círculos el botón hinchado, conteniendo suspiros de placer para no perturbar el reposo de Laura.

—Mmm... eso fue tan ...