Laura y Carolina: Primera cita - Relatos Eróticos

Laura y Carolina: Primera cita

... labio.

Volvieron a unir sus bocas en un nuevo beso, esta vez más profundo y lento, disfrutando cada roce de sus lenguas. Sus cuerpos desnudos se abrazaron con fuerza, frotándose suavemente.

Aún quedaba mucho por explorar juntas esa noche y Carolina quería enseñarle a Laura todos los secretos para dar y recibir un placer infinito. Realmente estaba encantada con lo rápido que su pupila aprendía a amarla.

Tras otra sesión de caricias, Carolina comenzó a descender lentamente besando el cuello de Laura, hasta llegar a sus pechos. Lamió y succionó sus pezones, arrancándole suspiros de placer. Siguió bajando por su vientre, besando cada centímetro de piel.

Al llegar a la entrepierna, abrió suavemente los muslos de Laura y empezó a recorrer con la lengua sus pliegues húmedos y tibios. Pasó la punta por los labios mayores, saboreando sus jugos con delicadeza.

Laura cerraba los ojos y se mordía el labio, retorciéndose levemente ante esa placentera caricia. Carolina separó más los muslos y comenzó a lamer toda la extensión de su sexo, desde la entrada hasta el clítoris, con lentos movimientos.

—Ohhh siií...justo ahí —jadeaba Laura.

Carolina centró su atención en la zona más sensible, lamiéndo el clítoris en círculos para luego tomarlo suavemente entre sus labios y succionarlo. Los gemidos de Laura se volvieron más sonoros, aferrándose a las sábanas con fuerza.

La pelirroja alternaba succiones delicadas con un roce rítmico y firme de la lengua que estaba llevando a Laura al éxtasis. De vez en cuando mordisqueaba muy suavemente los pliegues, arrancándole gritos de placer.

Finalmente introdujo la lengua en la estrecha entrada de Laura, penetrándola una y otra vez. Los gemidos de Laura llegaron a su clímax y su espalda se arqueó al tiempo que un intenso orgasmo sacudía todo su cuerpo.

A medida que Carolina intensificaba los movimientos de su lengua, Laura sentía que perdía el control de su cuerpo presa del placer. Sus piernas comenzaron a agitarse involuntariamente y sus dedos se crisparon y estiraron.

Los espasmos aumentaban conforme el clímax se acercaba. Laura no podía evitar mover frenéticamente las piernas y dar patadas de gozo al aire y sobre la cama. Sus pies se retorcían buscando una salida a toda esa energía desbordada.

Viendo que Laura se revolvía sin control, Carolina la sujetó firmemente por los muslos, manteniendo sus piernas abiertas para seguir degustando sin obstáculos su sexo palpitante.

Apretó el agarre conforme los estremecimientos de Laura se volvían más y más intensos. Sabía que el orgasmo estaba al caer y no pensaba detenerse. Quería disfrutar hasta la última gota de ese néctar.

Los talones de Laura golpeaban rítmicamente la espalda de Carolina en espasmos involuntarios. Ésta ignoraba esas patadas de placer y se aferraba con más fuerza a los muslos temblorosos, lamiendo implacablemente hasta llevarla a un estallido de éxtasis.

Bajo la experta lengua de Carolina, el cuerpo de Laura se tensó ...