1. Orgasmos Turbios [2]


    Fecha: 17/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: CVelarde, Fuente: TodoRelatos

    ... pues ya era la hora pautada y no había señales ni de mí ni de mi esposa.
    
    —¿La señora… Thelma Durán de Fernández… no ha ido para allá… en el transcurso del día? —le pregunté atragantado a la señorita que me llamaba—. Quiero decir que si la señora Thelma no ha ido por la tarde para organizar… algo… no sé… una sorpresa o algo así.
    
    —Nadie se ha presentado en Palestre para ordenar u organizar nada adicional de lo que se tenía planteado en la reservación, señor Fernández. Mi llamada es porque la cena del matrimonio Fernández Durán, consta de cuatro tiempos, y es imperativo que la comida esté en el punto exacto, por ello querría saber su hora de arribo, a fin de…
    
    —Espere un poco más… espere un poco más, yo la llamaré en caso de cancelar la reservación —le dije con un hilo en la voz, todavía esperanzado.
    
    —Le recuerdo que la cancelación de la reservación le generará un recargo a su cuenta.
    
    —Sí, carajo, sí, está bien.
    
    Y corté la llamada. Me sentí frustrado, porque Thelma no estaba preparando ninguna sorpresa adicional. Pero entonces… ¿dónde canijos estaba? ¿Seguía en su reunión? Alguna justificación debía de haber.
    
    «Si a las once de la noche no has llegado, mi amor… iré a buscarte… no importa si te enfadas conmigo por lo que dices es “invadir tu espacio de trabajo”, pero es que estas no son horas. Y no contestas las llamadas. Me tienes preocupado. No quiero pensar mal, Thelma… pero es que no me das señales de vida. ¿Y si te pasó algo? Trato de respetar nuestro acuerdo de “no invadir tu espacio de trabajo” como lo hice alguna vez… pero nunca pasó esto, Thelma. Nunca te desapareciste tantas horas sin ponerte en contacto conmigo, mucho menos en un día tan importante como hoy. ¡Ni siquiera ha llegado la niñera de Marcel, ¿será que por tus ocupaciones se te olvidó avisarle?! Ay, mujer, mujer. ¿Dónde estás Thelma?, ¿te ocurrió algo malo? Estoy nervioso, mortificado, y te juro que si no llegas a las once, iré a buscarte al bufete… y me vale una mierda si nos convertimos en el hazmerreír de tus compañeros y tú te enojas por incumplir nuestro acuerdo.»
    
    Y me pasé otros diez minutos intentando encontrar respuestas a la situación que se estaba presentando esa noche. Abrí otra lata de cerveza y me quité la corbata (Thelma me obligaba a usar traje cuando salíamos a cenar a lugares elegantes como Palestre), que ya me estaba asfixiando.
    
    Y habría continuado defendiendo la fidelidad de mi amada esposa, incluso planteándome la posibilidad de creerle cualquier excusa que me diera cuando llegara a casa y me confirmara que ella no había estado en ese motel sino en la reunión de trabajo donde me había dicho que estaría, de no ser porque, mientras me confirmaba a mí mismo que aquél puto mensaje de whatsapp había sido un maldito invento ideado por alguien verdaderamente perverso, apareció en mi teléfono su nombre «Thelma amor», ¡me estaba llamando! ¡Por fin me estaba llamando! Aliviado, y a la vez preso de la angustia y desesperación, atendí la llamada, ...