1. Orgasmos Turbios [2]


    Fecha: 17/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: CVelarde, Fuente: TodoRelatos

    ... momento.
    
    Thelma desactivaba las cámaras de seguridad y nos dejábamos llevar por nuestras perversidades. Lo último que queríamos era que su padre, el magistrado Durán, se encontrara con que su decente hija y el guarro albañil fornicaban durante su ausencia por la mansión.
    
    Ella era una mujer muy cachonda, caliente y sexosa. Una dama en la calle, y una puta en la cama. Le gustaba innovar en el sexo, y eso se lo agradecí. Yo también era un hombre muy sexual y cachondo.
    
    Pero las cosas se nos salieron de las manos cuando comenzamos a emplear caricias y besos en la boca durante nuestras sesiones; cuando ella comenzó a quedarse dormida sobre mi pecho acariciándome las mejillas; cuando ella decidió mandarme hacer unos análisis de enfermedades de trasmisión sexual y, al corroborar que estaba sano, decidir que comenzaría a tomarse la píldora para que me la pudiera follar a pelo. Las cosas se nos salieron de control cuando comenzamos necesitarnos el uno al otro y no solamente para coger.
    
    Las cosas se nos salieron de control cuando comenzamos a decirnos «te amo.»
    
    Lo que al principio pensamos que era un simple encoñamiento, al final se tradujo en amor. Y es que a veces el ser humano es tan susceptible a la vulnerabilidad que nos provocan los sentimientos, que cuando menos acuerdas… esa relación sexual, libre, sin ataduras, se convierte en algo más que una pasión enardecida.
    
    Librar una batalla tan grande como la de enfrentarnos a su padre, a Jaime, su ex prometido, y a una sociedad clasista y racista que nunca ve con buenos ojos que dos personas que vienen de diferentes mundos se casen (más adelante contaré tales sucesos)… fue lo que esa noche me hizo dudar de forma horrífica la eventualidad de que Thelma me estuviera poniendo los cuernos con quién sabe quién.
    
    —Es imposible —insistí volviendo al presente, sacudiendo la cabeza, dando un trago a una cerveza corona de lata—. ¡Thelma no!
    
    Claro que no.
    
    Ella había cambiado por mí y yo por ella. Thelma ya no era la misma chiquilla caprichosa, altanera, presumida «castrosa» y fría de cuando la conocía; Thelma ahora era una gran mujer, mi mujer, exitosa en su profesión, una madre ejemplar y devota a nuestro amor.
    
    ¡Por Dios! Llevábamos nueve años de un espléndido matrimonio, con sus aciertos y dificultades, claro, pero con un creciente matrimonio al fin y al cabo. Cómplices en locuras sexuales, en equivocaciones y en decisiones.
    
    La prueba de nuestro amor la tenía delante de mí, ¡mi Marcelo! ¡Nuestro pequeño hijo! ¿Cómo era posible, entonces, que… alguien de tan mala entraña pudiera haber sido capaz de sembrarme esa duda justo esa noche en que celebraríamos nuestro aniversario?
    
    —Si no fuera sumamente importante, mi cielo, te juro que mandaría esta reunión a la mierda —me había dicho Thelma con los ojos llorosos y llenos de rabia esa mañana—. ¡Sabes que incluso cancelé mi ida a mi seminario de los viernes, sin saber que de todos modos mi mala suerte me haría tener esta maldita reunión! ...
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