1. Los desafíos a los que me he sometido


    Fecha: 16/09/2022, Categorías: Fetichismo Autor: jg629, Fuente: TodoRelatos

    ... parte de ese desafío se le ocurrió, que para poder hacer la labor de comerme los excrementos de los perros con mayor humillación, restringir mis movimientos y forzar una postura más apropiada para tal cometido, se trataba de forzar mi postura a cuatro patas apoyado en mis codos y mis rodillas haciendo que mi cabeza estuviera a ras de suelo y mi culo en pompa y con los genitales totalmente expuestos, para ello me colocó una gruesa correa de perro en mi cuello y cuatro argollas de esclavo en mis brazos y en mis piernas justo por encima de mis codos y por encima de mis rodillas y dos más en mis muñecas, tanto las argollas como el collar tenían varias anillas donde poder enganchar cadenas, barillas o cualquier otro elemento, para forzar esa postura del collar se engancharon dos cadenas de veinte centímetros cada una a cada argolla de las muñecas, de las argollas de los codos otras dos cadenas de treinta y cinco centímetros cada una a cada una de las argollas de las rodillas y entre estas una barra rígida de cuarenta y cinco centimetros de larga, todo ello colocado en su sitio conseguía la postura deseada por Madalina, las cadenas y la barra por las tardes me las quitaba pero tanto el collar como las argollas me las dejaría puestos ya para siempre, lo cual le permitía poder restringir mis movimientos con múltiples posibilidades siempre que se le ocurriera.
    
    Con esta nueva postura la actitud de los perros hacia mi cambió radicalmente ya que no me podía incorporar y me mantenía en una posición de humillación siempre con la cabeza y la cara a ras de suelo, además los perros me veían comerme sus mierdas y parecía que supieran que era un ser despreciable muy por debajo de ellos, para colmo con esa postura con el culo en pompa y mis rodillas abiertas dejaban totalmente expuestos mis genitales colgando, lo que parecía que les llamaba la atención y los empujaban con su morro o sus patas, incluso alguno los mordía y en cuanto a mi culo no tardaron mucho en intentar montarme y una vez que uno de ellos lo consiguió todos los demás le siguieron, era como un juguete en sus manos y ellos se daban cuenta de que podían hacer conmigo lo que quisieran, a Madalina le resultaba gracioso ver cómo estaba completamente humillado comiendo sus enormes mierdas y mientras me montaba uno tras otro quedándose enganchados y descansando sobre mi espalda, había veces que mientras uno me estaba montando, otro u otros también querían y con el morro golpeaban duramente mis genitales con el aro y la jaula haciéndome ver las estrellas, otras veces me mordían los testículos tirando de ellos, todo ello sin poder defenderme en absoluto ni siquiera poder decir nada.
    
    A las chicas del club también les encantaba el espectáculo y convencieron al dueño para traer cuatro perros más, pero los eligieron ellas y fueron dos gran danés y dos mastines, los eligieron de esas razas por su gran tamaño que garantizaba grandes penes y además grandes mierdas para comer. Mi vida cada vez más se sumergía ...
«12...8910...15»