1. Carita de ángel (7)


    Fecha: 15/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    Capítulo 7
    
    Estoy en el colectivo. Voy a ver a tío Eduardo, obvio. Llevo el uniforme de la escuela. Ese uniforme que me identifica como adolescente y al mismo tiempo me hace ver como una criatura sensual y prohibida para los hombres que me doblan la edad.
    
    El vehículo está lleno. Apenas puedo meter mi cuerpito en el pasillo. Siento que alguien se apoya en mí, pero comprendo que no es con fines depravados. Simplemente es producto del amontonamiento de cuerpos humanos. A esas alturas ya sabía diferenciar cuando me tocaban de manera lujuriosa a cuando no lo hacían. A veces sentía que una pierna se rozaba en ms nalgas de una manera aparentemente sutil, pero en el movimiento el tipo palpaba la circunferencia de mis glúteos en su totalidad. Otras veces usaban las caderas. Y otras, las peores, directamente me acariciaban el culo con las manos, valiéndose del anonimato que les permitía la situación. Nunca tuve el valor para darme vuelta a mirar quién era el degenerado que me estaba metiendo mano.
    
    No sé si tendrá algo que ver, pero desde que me acuesto con tío Eduardo esas situaciones se incrementaron, como si, de alguna forma, estuviera exteriorizando la constante excitación que sentía en mi cuerpo, y de alguna manera los machos olieran mi deseo y se sentían con el derecho de meterme mano.
    
    Frente a mí, sentado en uno de los últimos asientos, hay un hombre. Tiene unos treinta años y usa unos gruesos anteojos. Mi cuerpo avanza más debido a una presión invisible que alguien ejerce detrás. Mis senos se asoman a su rostro. Lo rozan. Me siento avergonzada, pero el tipo finge que no pasa nada. Deja su cara ahí, sin atinar a correrla hacia atrás. Casi parece que mis tetas son unas almohadas para él.
    
    La persona que está a su lado se encuentra dormida. Y el resto de los pasajeros no parecen tener un buen ángulo para presenciar ese vergonzoso momento. Pero no dudo de que los que están detrás de mí me deben estar mirando el culo. Descubrí que ese era un gesto casi mecánico en los hombres.
    
    Otro empujón. Esta vez mi torso se abalanza más, ya invadiendo por completo el espacio del pasajero anteojudo.
    
    —Perdón —digo, tratando de erguirme.
    
    —No pasa nada —dice el tipo.
    
    Me mira, y de repente parece sorprendido. Incapaz de apartar la mirada de mí. Mi rostro suele atraer más miradas que mi culo, lo que me enorgullece. Pero a veces atraían las miradas equivocadas.
    
    Conozco el recorrido. Todavía faltan unas cuantas paradas para que el espacio se descomprima. Ahora logro pararme, pero sigo completamente inmóvil, apenas pudiendo defender ese pequeño lugar que estoy ocupando. El tipo me miró otra vez. Ojalá me ceda el asiento, pensé. Pero apartó la mirada en cuanto se encontró con la mía. Ahora mis senos ya no están encima de él, pero sí muy cerca. Son senos grandes, que a los hombres les encanta. Lo sé.
    
    Me armo de paciencia. Voy a ver a tío Eduardo. Voy a hacer el amor con tío Eduardo. Hacía dos semanas que no lo veía. Me siento ansiosa. O, para qué ...
«1234...9»