La profesora de matemáticas 26 - Relatos Eróticos

La profesora de matemáticas 26

... sonriendo aliviada.

- ¿Todo bien en tu empleo?

Carmen asintió sonriendo. Trabajaba a media jornada por la tarde en una asesoría.

- Um, cuando subamos, te tengo algo distinto. - Dijo sonriendo algo provocativa.

- Estoy deseoso de saberlo.

Se acabaron el gin tonic y subieron al dormitorio. Por las escaleras Felipe le fue tocando el culo a Carmen, provocándole una leve risita cada vez que lo hacía. Entraron a la habitación abrazando y besándose. Amorosos y con un punto de euforia por el alcohol. Carmen sonrió de nuevo provocativa y se quitó el grueso jersey quedándose en sujetador. Se giró sobre sí misma y mirando a Felipe se desabrochó el botón del pantalón vaquero que enmarcaba su figura. Sonrió desafiándole y se bajó el pantalón. Volvió a girarse mostrando orgullosa su voluptuosa figura. Felipe sonrió satisfecho, sentía la polla a punto y se fue desnudando mientras su pareja le esperaba sentada en la cama. Carmen sonrió al ver a Felipe en calzoncillos y se incorporó rápidamente haciéndole un gesto con la mano de que parara.

- Me encanta sacarte yo la polla.

Carmen se dispuso de rodillas y aviesa y con muchas ganas le liberó la polla, que quedó enhiesta frente a su rostro. La empezó a chupar con lascivia, con rápidos movimientos y tragándosela entera como le gustaba a Felipe.

- Um, tenías ganas de polla, ¿era eso lo que me querías decir abajo?

Carmen sonrió y negó con la cabeza encogiéndose de hombros. Prosiguiendo gustosa con su labor.

- Déjame verte las tetas.

Carmen se desabrochó el sujetador sin sacarse la polla de la boca. Sintió libres sus tetas con los pezones duros y erectos. Siguió redoblando esfuerzos en mamar esa polla palpitante. Felipe le tocó con suavidad la barbilla y Carmen se incorporó juguetona y sonriente. Se colocó de manera complaciente a cuatro patas sobre la cama. Se dio a sí misma una palmada en el trasero y se bajó las bragas. Levantando alternativamente los pies para que Felipe se la acabara de sacar. Ofrecía una vista esplendorosa de sus encantos y un coño jugoso, reluciente y lampiño. Felipe se acercó y recorrió con su lengua los labios vaginales y el perineo, haciendo estremecer a Carmen, que ya estaba deseosa de ser penetrada.

- Puedes metérmela por donde tanto me pides.

Felipe recibió la noticia gratamente sorprendido. Alguna vez se lo había propuesta y rara vez había accedido. Había adoptado la táctica de dejar de insistir y hasta pensaba que sería más factible follarse antes el culo de Nati. Estaba en una situación y posición perfecta. Encaminó su glande al pequeño orificio anal de Carmen.

- No te preocupes, no te haré daño.

- Ummm.

Felipe le introdujo el glande con delicadeza. Poco a poco fue metiéndosela un poco más a cada intento, con paciencia y esperando que dilatara. Mientras Carmen gemía mezcla de molestia y placer.

- Ya hacía días, cariño.

- Me apetecía hoy.

- Pues te la voy a meter entera y dejártelo bien follado.

Felipe luchaba contra el calentón ...