1. Valentina: Segunda parte


    Fecha: 11/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Luis, Fuente: SexoSinTabues30

    Miércoles:
    
    Mi mamá no regresaría hasta después del medio día. Me sentía un poco avergonzado por lo acontecido el día anterior. Desear a Valentina, ahora eso no parecía nada correcto. Probablemente aquello se debía a la situación, al hartazgo del día, al calor del ambiente, a cosas fuera de mi control. Me sentía como un borracho durante la resaca, parecía que el día anterior había sido un error y un borrón en el cuaderno.
    
    De repente mi mente traicionera me jugó una mala pasada, recordé el tacto de la mano de mi prima, su delicado cuerpo sobre el mío, su olor, su sudor… Para despejar la mente me hice una rápida paja mañanera. Sentía confusión, pero no sentía culpa ¿eso era bueno?
    
    Me vestí y bajé a la cocina, puse a funcionar la cafetera y me dispuse a preparar panqueques para el desayuno. Mi prima aún no se despertaba, esperaría a que lo hiciera mientras yo preparaba todo. Acomodé la mesa, preparé el acompañamiento de los panqueques y serví la comida, sin embargo, mi prima aún no bajaba. “10 minutos, si en 10 minutos no baja, iré a despertarla”.
    
    Pasaron 20 minutos y no había rastro de ella. Subí las escaleras, algo nervioso, la paja mañanera había cumplido con su función, pero sentía que su efecto empezaba a perder efecto. Afortunadamente estaba más nervioso que excitado.
    
    Llegué a la puerta de la habitación de mi hermana, toqué dos veces y en ninguna obtuve respuesta.
    
    -Voy a entrar- Avisé, pero tampoco obtuve respuesta.
    
    Entré y vi que seguía dormida.
    
    -Vale, ya está listo el desayuno- Tampoco obtuve respuesta.
    
    Entré y vi que su pierna derecha estaba descobijada, una blanquísima pierna, delgada, contra las sabanas azul cielo y con la tenue luz que se filtraba por la persiana formaba una imagen preciosa. Desde las puntas de los dedos de sus pies hasta el muslo, era un deleite visual. Me acerqué un poco más a su cama. Mientras más se reducía la distancia entre nosotros, más eran los detalles que podía apreciar: las uñas recortadas de los dedos de sus delgados pies, su pierna inmaculada, con rastros de un vello creciente, su muslo delgado, con un vello muy delgado y claro, casi como su fuera más una pelusa que vello real.
    
    La ingrata sabana tapaba el resto del cuerpo de mi prima, ahora me percataba de que quizás dormía en ropa interior, sólo con su blusa larga para cubrir su cuerpo. Ahora que estaba ahí, solo tendría que levantar un poco la sabana y podría ver un poco más, solo tenía que hacerlo y ver qué ropa interior usaba ¿estaría usando ropa interior? ¿debería comprobarlo?
    
    Me acerqué un poco más a su cama y miré su rostro. Un sueño profundo y apacible se dibujaba en su cara, su pelo estaba acomodado en escandalosas formas derivadas de los movimientos nocturnos, sus brazos estaban extendidos por toda la cama sin orden. Era la imagen de una niña durmiendo, pero tenía algo especial, un aura casi angelical.
    
    -Vale, despierta, ya está el desayuno- La razón ganó, me quitó un peso de encima.
    
    Me acerqué, la sacudí ...
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