Para eso estamos las amigas - Relatos Eróticos

Para eso estamos las amigas

... bien con mi saliva.

Eva cerró los ojos y dejó caer la cabeza sobre el respaldo del sofá, abandonándose a mi toque. Seguí lamiendo su clítoris sin aumentar la presión, solo un roce húmedo y caliente sobre su punto más sensible. Aumenté el espacio que recorría mi lengua, dedicándole tiempo a sus labios menores y abriéndola poco a poco para mí. Ella suspiraba, pero yo quería oírla gemir de nuevo, así que bajé hasta su entrada y jugueteé en ella con mi lengua a la vez que uno de mis dedos tomaba el relevo en su clítoris. Me aparté un momento para mirarla, sin dejar de acariciarla. Tenía los ojos cerrados con fuerza y se tapaba la boca con una mano para non hacer ruido. Al ver esto la solté y me alejé. Me miró confundida.

—Quita la mano, quiero escucharte— ordené sin contemplaciones. Obedeció y la retiró —. Buena chica.

Continué con mi trabajo, esta vez atendiendo de nuevo su clítoris con la lengua, y acerqué un dedo a su entrada.

—¿Quieres que lo haqa? — asintió con la cabeza—. Pídemelo bien.

—Méteme un dedo— apenas susurró, pero fui clemente por esta vez y metí mi dedo con cuidado, disfrutando de su expresión y del gemido que salió de sus labios.

Seguí estimulándola con mi dedo en su interior y con mi lengua inquieta, dándole todo el placer que su cuerpo pedía a gritos y que el tonto de su novio no le daba. Sus gemidos aumentaban de volumen a cada suave embestida de mi mano, y pronto noté que no era suficiente para ella. Necesitaba más, y le iba a hacer suplicármelo.

—¿Quieres que haga algo más?— la provoqué, esperando que se volviera a avergonzar. Pero parece que había aprendido como conseguir lo que quería, porque levantó la cabeza del respaldo del sofá y me dijo:

—Quiero que me folles con los dedos— le tembló la voz, pero su mirada era firme y me agarró del pelo con una de sus manos.

—¿Suena bien, verdad? "Fóllame con los dedos"— metí mi dedo todo lo que pude dentro de su coño empapado, enfatizando mis palabras. Apretó el agarre sobre mi cabeza y me empujó levemente hacia ella —. Impaciente.

Hundí la cabeza definitivamente entre sus pliegues y un segundo dedo acompañó al primero. Los moví más rápido y los curvé en su interior, haciendo que intensificara sus gemidos. Empezó a balbucear cosas sin sentido mientras le comía el coño con todas mis ganas. Mi lengua presionó su botón y lo chupé con mis labios con ganas, haciéndola gritar.

—JODER— chilló con fuerza yo chupé aún máis fuerte —. No pares, no pares, por favor, sigue.

—Tranquila, preciosa —me aparté un momento para responderle —, no pienso parar hasta que este precioso coño estalle en mi cara.

Pareció encenderse aún más con mis palabras y movió las caderas erráticamente para frotarse contra mí. Sumé un tercer dedo a los que la estaban taladrando y aumenté la velocidad. Empezaba a cansárseme el brazo, pero pretendía mantener mi promesa de follármela con los dedos y la lengua hasta que se corriera. Sus gritos se hicieron más agudos y, con último gimoteo ...