1. Para eso estamos las amigas


    Fecha: 18/07/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Helena, Fuente: TodoRelatos

    ... vez la conversación a ese tema acabaríamos hablando otra vez de ella y la falta de sexo con su novio, así que debía de tener mucha curiosidad. Que raro. Aún así le respondí.
    
    —Pueeeesss… bien. Bastante bien. Quedamos para vernos hace unos días y…— me aparté el cuello de la camiseta para enseñarle las marcas aún enrojecidas que tenía en mis clavículas.
    
    —Tía, ¿en serio? ¿La conoces desde hace menos de un mes y ya habéis… eso?— me miró con una mueca de desagrado y a mí, confieso, se me cruzaron los cables. Quizás fue el alcohol, o lo harta que estaba de que Eva usase esa mojigatería suya como código moral para juzgar a todo el mundo. Me cabreé, sí, pero no me arrepiento de nada de lo que dije ni de lo que vino después.
    
    —...— la miré muy seria y pude notar como se tensaba—. Me parece muy bien que tú no quieras ni decirle a tu novio que quieres que te folle, pero yo no he hecho nada malo. Ella quería, yo también, nos acostamos, lo pasamos bien. ¿Dónde está el puto problema?
    
    Eva me miró con los ojos muy abiertos, sorprendida. No era la primera vez que presenciaba un arrebato así por mi parte, pero nunca había sido dirigido a ella. Nos miramos durante unos segundos hasta que suspiró, derrotada, y se acercó a mí.
    
    —Lo siento, Lena. Tienes razón, no has hecho nada malo. La que lo hace mal soy yo, que ni siquiera puedo hablar del tema sin respingar como una monja— agachó la cabeza, avergonzada, mientras se dejaba caer contra mi costado y pegaba la frente a mi hombro.
    
    —Nena, no, mírame— le cogí la cara y la hice mirarme a los ojos—. Esto ya lo hemos hablado otras veces. No lo haces tú mal, no es tu culpa y no tienes que pedir disculpas por… por ser tú— sonreí y me imitó—. Me gusta como eres, pero tampoco está bien que juzgues a los demas por hacer lo que tú no puedes, o no quieres.
    
    —Si tienes razón…— se quedó mirando al infinito y yo, como aún tenía su cara entre mis dedos, le acaricié la mejilla para hacerla reaccionar—. Estaba pensando que, quizás, me puedes ayudar con esto— alcé una ceja—. No me mires así, es que estoy harta de que todo me dé vergüenza. Cuéntame como fue la cita con… como se llamaba?
    
    —Itziar— me reí por su mala memoria, pero en seguida volví a ponerme seria—. ¿Estás segura de que quieres que te cuente como fue? No va a ser muy inocente, precisamente.
    
    —Sí, sí— movió la cabeza freneticamente, confirmando sus palabras—. Si no puedo hacer algo así contigo, ¿entonces con quién?
    
    Aún no muy convencida, llevé su cabeza de vuelta a mi hombro y me acomodé en el sofá con ella. Pensé que sería más fácil si no me miraba a la cara, así que simplemente empecé a relatarle el encuentro que había tenido con una compañera de trabajo, Itziar. Trabajaba en otro departamento, pero coincidíamos con frecuencia en la sala de personal a la hora del descanso, y llevábamos un par de semanas con miraditas y coqueteos.
    
    —El lunes volvimos a coincidir en el descanso, y como llevaba todo el fin de semana pensando en esas preciosas piernas ...
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