1. Marcia se confió - Parte I y II


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Migran Kus K, Fuente: TodoRelatos

    ... empecé a tocar y besar. Les mamé el falo a alguno que no tenía una erección completa y ellos con las yemas de los dedos rozaban mi piel erizándola. Recibí suaves masajes en el clítoris que provocaron nuevas olas de flujos. Mordisquearon mis pezones, ya morados de tanto trajín y me dieron besos de lengua profundamente sensuales.
    
    Volvieron a penetrarme. Mi vagina recibía uno detrás de otro. Se apareaban un rato conmigo y se retiraban para dar paso a un compañero, no se corrían, solo me estimulaban y hacía que sintiera más y más deseos.
    
    En un momento que uno me penetraba en cuatro patas mientras le hacia una fellatio a otro, sentí un tercero que me abría las nalgas mucho, mucho, casi era molesto, pero los dejé hacer. Sentí unos dedos en mi ano que presionaban el esfínter y lo embadurnaban con algo. Girando la cabeza pude ver un pan de manteca semienvuelto y comprendí las intensiones que tenían, me iban a sodomizar…
    
    Jamás había hecho eso, me causaba pánico, le temía demasiado al dolor y así se los hice saber negándome a sus deseos. Pero me tranquilizaron con palabras elegantes y tiernas. Me dijeron que cuando se hacía bien el dolor era mínimo y solo al principio y bien valía luego la recompensa. Además un culazo como el mío no podía seguir virgen pues era un desperdicio de la naturaleza no aprovecharlo.
    
    Mi excitación era cumbre en ese momento, sumado a sus halagos y buenas maneras los dejé hacer recomendando sumo cuidado y delicadeza. Luego continué con la mamada interrumpida.
    
    El que estaba entre mis piernas enterrándome el rabo era también el que trabajaba con los dedos en mi pobre anito. Suavemente y de a poco llenó el agujerito de manteca e insertó un poco un dedo, lo movió, lo sacó, lo volvió a meter esta vez hasta el fondo, pidiéndome que me relaje que sería mucho más fácil.
    
    Al principio el dedo invasor me causaba escozor, pero con paciencia y dedicación el tipo logró dilatarlo más y más hasta que empecé a aceptar todo lo que entrara sin molestias. Un dedo, dos. Luego metió los dos pulgares ensanchando la cavidad. Después fueron tres dedos que entraron. El proceso de dilatación se prolongaba por lo que dejaba de bombearme de a ratos, para no acabar prematuramente. Creo que se turnaba con el que me sujetaba los glúteos abiertos y era este el que me ensartaba sus dedos llenos de manteca.
    
    Y el momento llegó, me dijo que relajara más que nunca y me preparara que iba intentar entrar. Dejé de chupar y me concentré solo en mi culo, tenía miedo pero a la vez confianza. También me dijo que si estimulaba mi clítoris sería una gran ayuda para mí y me puse manos a la obra pinzándolo o masajeándolo en círculos.
    
    Apoyó el glande en el esfínter, humedecido con mis propios jugos e hizo presión. Temblé un poquito y emití un lamento bajito, en contra mi voluntad.
    
    Mi culito se resistió y no logró meter nada, pero no abandonó la empresa sosteniendo una presión suave pero constante. Empecé a respirar rapidito, expectante y él no daba marcha ...
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