1. Corrompiendo a mamá Libro II -- Cap. 8


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... mami.
    
    Y le hago caso, no sólo para obedecer, sino porque lo deseo con locura. Mamá y yo metemos nuestras lenguas a nuestras bocas sólo para humedecerlas. Cuando las volvemos a pegar una punta contra la otra mis dedos ya están acariciando su gordo muslo. Ella jadea “UMmmm” y yo aprieto mis dedos sobre su piel y sobre su carne, y ella vuelve a gemir, en tanto Nacho, extasiado, lanza al aire un “Joder.”
    
    —Vamos, Sugey… ahora bésalo a Tito, cómete su boca. Lámelo. Es tu bebé. Te pertenece. Es tu niño. Tú lo has engendrado por meses entre las entrañas de tu vientre. Vamos, ámalo. Es tuyo. Sé sucia y amorosa a la vez con tu niño. Enséñame que no te causa pudor besar con lascivia a tu propio hijo.
    
    Y entonces mamá obedece, y noto cómo vuelve su lengua a su boca sólo para acercarse completamente a mí, remojar su lengua dentro, y finalmente besarme. Sus dedos se desprenden de los míos y suben por mis laterales, hasta posicionarse de mi cuello. Y entonces siento un beso como nunca me lo dio.
    
    Es un beso que va más allá de la pasión y el amor. Es un beso de pura lascivia. Sus dientes se prenden de mi labio inferior y lo estiran. Su lengua me salpica de sus propios fluidos. Es un beso lúbrico dónde yo apenas puedo jadear de dolor y de placer al mismo tiempo en cada una de sus mordidas.
    
    “¡Hmmmfffg!”
    
    Mi mano sigue ingresando en su muslo suave, el cual froto y estrujo cada vez que mis impulsos me lo demandan. Con la otra acaricio su dorso, y lentamente voy subiendo por su brazo, hombro hasta llegar a su rostro, el cual acaricio. Y mamá me sigue mordiendo, me sigue besando, sigue gimiendo como una golfa de campeonato. Le está mostrando a Nacho qué tan zorra puede ser con su hijo, y a la vez me duele un poco pensar que ella hace todo esto buscando la aprobación de su examante y no mi placer.
    
    Siento somo si el empeño que pone al besarme con tal obscenidad sólo fuera para complacerlo a él, a su morbo y a su lujuria. Lo noto porque mientras me besa ella de vez en cuando abre los ojos y mira de reojo al cabrón, y no a mí.
    
    Y sólo por eso ahora soy yo quien muerde su boca. Hundo mi lengua mojada en su interior y con la punta de mis dientes atrapo su lengua, la cual raspo para luego absorber su labio inferior.
    
    —“¡Ougggnnnnggmmm!” —lanza un sentido gemido.
    
    Toda esta locura. Toda esta lucha de lenguas y boca de pronto queda en pendiente cuando Nacho dice:
    
    —Tito… en este momento eres un bebé de brazos, y debes dejar que Sugey te haga lo que quiera. Tú no puedes obrar de ninguna forma. Ahora eres un bebé inofensivo y mami sabe si te besa, si te acaricia o si te pega.
    
    —¿Qué? —digo horrorizado, apartándome de mamá, recogiendo mis manos y limpiándome la saliva que corre por mis comisuras—. ¿Cómo que no puedo hacerle nada, salvo ella a mí?
    
    —A callar, niño, que los bebés no hablan, así que sólo harás borucas o mejor no digas nada…
    
    —¡Pero Nacho! —exclamo, justo cuando siento cómo mi madre me da una ligera bofetada.
    
    No me ha dolido en ...
«12...8910...13»