1. Corrompiendo a mamá Libro II -- Cap. 8


    Fecha: 09/07/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    Capítulo 8
    
    No es propiamente una fiesta de noche o de gala. No es propiamente una elegantísima cena donde acompañemos a funcionarios públicos o a familias de alcurnia. Y, sin embargo, mamá y yo vestimos de gala. Yo un traje negro con camisa blanca, semejante a la de los meceros, y mamá un vestido largo, de un negro eléctrico que casi parece cuero y que contrasta violentamente con su piel blanca casi traslúcida.
    
    Su vestido es tan largo que sólo se libra de arrastrar el suelo por lo alto de sus tacones del mismo color. He pintado sus hermosas uñitas de los pies con un barniz borgoña que la hacen lucir muy sexy. Es un tono semejante al que pintó en sus labios.
    
    Su espalda está completamente descubierta, pero de no ser por el abrigo o por sus hermosos bucles rubios que caen por la espalda, la blancura de su piel estaría tan desnuda como lo están la mitad de sus dos enormísimas mamas: éstas grandiosas, como dos grandes esferas de carnes blancas colocadas correctamente bajo el pronunciado escote de su vestidazo.
    
    Estoy casi seguro que mamá no lleva sujetador, porque si se le observan los pechos con detenimiento, en cualquier leve movimiento que haga se ve cómo su escote se corre y se mira el contorno superior de sus sonrosadas areolas, además de que los pezones sobresalen por la tela, siendo muy evidentes a la vista, y en tales condiciones es imposible que lleve puesto un sujetador.
    
    Su sensualidad remata con la abertura estrecha que brota desde el nacimiento del muslo y hasta la punta de sus tacones, desde donde se le pueden apreciar sus largas y gordas piernas, un contraste entre la negrura del vestido y la blancura de su tersa y hermosa piel.
    
    Y todo esto es a placer de Nacho, el ex amante de mi madre, que esta noche nos ha citado en su casa para llevar a cabo una de sus más oscuras fantasías.
    
    —Pero miren a quién tenemos aquí —dice Nacho que, vestido con un traje ejecutivo azul marino y brillante, de gala también, nos recibe en su casa con una encantadora sonrisa en cuya dentadura blanca parezco mirarme reflejado—. ¡La parejita i n c e s t u ooooo s a del año!
    
    Luego mira a mi madre, que yace detrás de mí, con su fragancia exquisita entrando en cada poro de mi piel. Y Nacho la observa embobado. Probablemente nunca la vio más hermosa que hoy. Ella refinada y elegante, y a pesar de todo a mí me enorgullece saber que Sugey es mía, tanto como madre y como mujer.
    
    —Pero qué belleza de yegua tengo delante de mí —la halaga el cabrón sin ningún respeto por mí.
    
    Él se relame los labios mientras yo presiento cómo mamá se acerca un poco más a mi espalda. Percibo su potente cuerpo voluptuoso aproximándose a mí.
    
    —Buenas noches, Nacho —lo saluda ella sin mayor protocolo.
    
    —Que tal —digo yo, sin obtener una respuesta de su parte.
    
    Nacho continúa evaluándola de arriba abajo. Y hasta yo lo entiendo. Incluso sólo por eso pasé por alto las miradas lujuriosas que le lanzó el taxista que nos trajo de casa hasta aquí. Mi madre es la mujer ...
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