1. Amor de madre Vl


    Fecha: 06/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... buscando a Vanesa —replicó.
    
    Las facciones de la mujer recibieron el veredicto sin inmutarse, lo que a David le hizo pensar que, en realidad, ya esperaba aquella respuesta u otra por el estilo.
    
    — ¿Es que no te gusto?
    
    La cuestión se meció con un deje caribeño y delicioso que evocaba palmeras, mojitos y playas paradisiacas. Alberto empezó a negar de nuevo pero, antes de que pudiera verbalizar lo que estaba pensando, la mujer se desabrochó la gabardina y dejó sus pechos a la vista. Un busto desproporcionado, generoso en exceso, coronado por dos pezones gruesos y oscuros como trufas.
    
    — No se trata de eso.
    
    Reacia a creer que fuera inmune a sus encantos, Leticia se giró completamente para mostrarle la mercancía en toda su magnitud y adelantó una mano en dirección a su entrepierna.
    
    — Lo vamos a pasar muy bien, no te preocupes.
    
    Alberto interceptó aquella mano cuando estaba a punto de tocarle y la sujetó con firmeza.
    
    — Por favor, baje del coche.
    
    Acompañó la petición con una mirada incandescente. La prostituta tardó unos segundos en darse cuenta de que acababa de rechazarla por segunda vez y reaccionó soltándose de un tirón. Bajó del coche cerrando con despecho la gabardina, cerró de un portazo y le mostró el dedo corazón a través de la ventanilla.
    
    — A tomar por culo, hijoputa.
    
    Su acento meloso había desaparecido como por arte de magia, dando paso a un deje andaluz que a Alberto le pareció mucho más bonito que el anterior. Mientras la observaba alejarse con pasos rápidos y furiosos, sacó un cigarrillo y lo encendió.
    
    Percibió un movimiento en el interior de un coche estacionado en el otro extremo de esa avenida diseñada para camiones y observó que tenía los cristales empañados por dentro. Sus ocupantes debían de estar pasando un buen rato, se dijo, lo que le impulsó a dar una fuerte calada al cigarrillo, arrancar y largarse a su casa.
    
    Cuando pasó junto a aquella prostituta que había ido hasta allí para nada, no pudo evitar sentir lástima por ella. Bastante jodido lo tenía como para encima verse rechazada por él, pensó. La rebasó sin mirarla, haciendo como que no oía sus insultos.
    
    Estuvo una semana tras la pista de Tere, que supuestamente ejercía la profesión como Vanesa. Todo lo que sabía de ella era su nombre, el aspecto que tenía a sus treinta y tres años gracias a una fotografía que otra prostituta le había facilitado a cambio de un par de billetes, y que ejercía aquella ingrata profesión por la zona industrial de la salida hacia Madrid.
    
    Lo que en un principio se le había antojado una búsqueda bastante simple había derivado en una tarea engorrosa a la que cada vez veía menos sentido. A lo largo de la semana no sólo había cribado aquella vasta zona de la ciudad, también había buscado en internet chicas de compañía que se llamasen Vanesa y residieran en Valencia. Esas decenas de webs atiborradas de anuncios le hicieron deducir que la acuciante crisis económica estaba empujando a muchas mujeres a tomar aquella ...
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