1. Amor de madre Vl


    Fecha: 06/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    El regreso al colegio fue lo que volvió definitiva la vuelta de David a la orilla segura del río Turia, o más bien fue la forma en que regresó al colegio. El curso empezó sólo dos días después de su visita a los albergues. Aquella mañana fue clara y soleada, con el cielo de un azul perfecto y las hojas de los árboles brillando como si acabasen de brotar.
    
    En el patio rectangular por donde se entraba al pabellón de Secundaria, mientras esperaban que abrieran las puertas y empezaran las clases, saludó de lejos a algunos viejos amigos, pero no a Ramón, que no apareció a primera hora. A pesar de eso, David ni siquiera alcanzó a plantearse la posibilidad de que hubiera cambiado de colegio ya que, al pasar lista, el tutor citó su nombre.
    
    Ramón llegó a media mañana, aunque no cruzaron palabra hasta que terminaron las clases. David pensaba salir del colegio por la puerta de atrás, ya que esa era la ruta más corta a casa, pero al doblar la esquina del bar lo vio a escasos metros, sentado en un flamante scooter. Hablando con él, estaban todos: Matías, los hermanos Zarco, Ruiz, Canales y algún otro.
    
    En cuanto él apareció todos se callaron, de modo que David supo que el encuentro había sido casual, y también que no tenía más alternativa que pasar junto a ellos, a menos que quisiera dar media vuelta para salir del instituto por la puerta principal. Haciendo de tripas corazón, siguió andando, pero antes de pasar al lado de Ramón, él se incorporó y le cerró el paso extendiendo ambos brazos.
    
    — Cuánto tiempo sin verte, empollón —le saludó Ramón— ¿Dónde te habías metido?
    
    En lugar de responder, David se le quedó mirando en silencio, intentando averiguar por qué Ramón no parecía el de antes, pero entonces su antiguo acosador señaló con la cabeza el vendaje de su brazo.
    
    — ¿Y eso?, —preguntó— ¿Te has caído con la bici, o qué?
    
    Se alzó un clamor de risitas nerviosas, que el chico no se molestó en identificar, y entonces, sin haberlo premeditado, David contestó que no, que había pasado el verano robando con unos charnegos del Ensanche, y al final le habían pegado un tiro.
    
    Ramón se quedó de piedra al oírle decir aquello, y rápidamente comenzó a hacer suposiciones.
    
    — A ver si va a ser éste el que os desvalijó el chalet —preguntó el mayor de los hermanos Zarco.
    
    Ramón soltó una carcajada.
    
    — ¡Qué gracioso eres!
    
    — ¿Dónde está? —preguntó el chico con curiosidad.
    
    — En L’aldea —se apresuró a responder el Zarco.
    
    David se quedó callado, pero no pudo evitar esbozar una tibia sonrisa al caer en la cuenta de que aquel había sido su primer palo.
    
    — El último de la izquierda.
    
    A Ramón se le abrió la boca sin darse cuenta. No podía creer que fuera cierto.
    
    Cuando David lo miró a los ojos se llevó una sorpresa. Su sonrisa había dejado de ser tibia para resarcirle como un brillante trofeo. Sentía una inesperada sensación de victoria, triunfal como un boxeador con los brazos en alto al final del combate mientras un púgil derrotado yacía sobre ...
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