1. Amor de madre Vl


    Fecha: 06/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... una piedra de hachís, pero también se sintió obligado a hacerle otra pregunta.
    
    — ¿Y Alberto?
    
    Tere respondió que seguía en la cárcel a la espera de juicio pero que, a diferencia de él, al Gordo y al Jou los habían condenado a cinco años de cárcel, de modo que todo hacía suponer que la condena de Alberto iba a ser ejemplar, diez años o más. Le contó que las cosas se habían puesto feas por allí y había habido redadas, detenciones y palizas…
    
    — ¿Te acuerdas del General?, el viejo que nos compraba casi todo.
    
    — Claro, contestó el muchacho.
    
    — Pues él no está en el trullo —dijo Tere— Lo mataron. Bueno, tuvieron que matarlo: cuando la pasma fue a trincarlo a su casa, se lió a tiros con ellos. Se llevó a un madero por delante —Tere miró a David con alegría, o admiración, o quizá orgullo— Ya ves, y nosotros creyendo que estaba casi ciego.
    
    Tere terminó de ponerle al día con una buena noticia o con lo que ella consideraba una buena noticia. Iba a dejar de vivir en los albergues. El ayuntamiento había decidido derribarlos, y las personas que aún quedaban en ellos serían trasladadas cerca de allí, a unos pisos recién construidos de unos bloques recién construidos de un barrio recién construido.
    
    Antes de que ella siguiera hablando sobre los rollos del barrio, lo hizo el muchacho. Casi había olvidado a qué había ido allí, y es que al mirar a Tere ya sólo veía a una charnega de las afueras, una ratera, una chica de la que uno no debe fiarse.
    
    — Tere, necesito chocolate. He ido al Flor, pero no estaban ni el Rodri ni el Gómez.
    
    — ¿Lo necesitas ya?
    
    — Sí —contestó— He quedado con unos amigos.
    
    — ¿Cuánto?
    
    — Con tres me arreglo —explicó David.
    
    Tere asintió. “Espérame fuera”, dijo.
    
    David pagó las cervezas, salió a la calle y caminó hasta la esquina. Al cabo de unos minutos Tere salió del bar y fue a su encuentro. De un bolsillo de su anorak sacó tres barritas de hachís finas y envueltas en papel de plata y, acercándose mucho, las metió en uno de los bolsillos de David.
    
    Se había hecho tarde y la noche era húmeda y fría, y estaban tan cerca el uno del otro que el vaho que brotaba de sus bocas parecía envolverlos en una niebla común. David le tendió tres billetes doblados por la mitad, pero cuando Tere los cogió, él la tomó de la mano. Hecho el intercambio, se miraron en la penumbra, de la mano, entre la luz alargada del bar y la luz redonda de una farola próxima.
    
    Entonces el Chino y el Drácula salieron del bar y, al pasar junto a ellos, saludaron al chico con el mote que le había puesto Alberto y que sólo conocían los del Ensanche. “Qué pasa, Gafitas”. Tere se volvió hacia ellos y les vio alejarse conversando calle arriba. Sin dejar de mirarla en aquella calle mal iluminada, David recordó la noche en la playa de la Malvarrosa y por un momento, sintió unas ganas terribles de besarla, pero no quiso ponerse en evidencia.
    
    — Hoy he quedado, —dijo el chico, al verse sorprendido cuando ella le volvió a mirar— pero si mañana no ...
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