1. Amor de madre Vl


    Fecha: 06/07/2019, Categorías: Infidelidad Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... le quería a él.
    
    Tres años después, Higinio murió. Aquella noche había estado jugando al póquer, iba tan borracho que dio un traspié y fue atropellado por un taxi en pleno centro de Valencia, y así fue como David se convirtió en el titular del bufete de Redondo. Por aquella época Irene y él se divorciaron. Ella volvió a vivir a Barcelona con su familia, y él empezó a ver a su hija sólo en fines de semana alternos y en vacaciones.
    
    Pero profesionalmente fue su mejor época. Higinio ya se lo había dicho, un abogado no puede ser bueno si no es capaz de aparcar de vez en cuando sus escrúpulos. Su mentor le enseñó muchas cosas, aunque David aprendió por su cuenta alguna más, entre ellas a manejar a la prensa. También aprendió que, si quería hacer crecer aquel bufete, tenía que delegar, y acertó con sus fichajes. Les propuso a Cortés y a Gómez, que por entonces trabajaban con bastante éxito para un bufete de Barcelona, que se convirtieran en sus socios, si bien él seguiría siendo el accionista mayoritario. Mantenía el instinto intacto, se obsesionó con ser el mejor y lo consiguió, de tal manera que, como empezó a decir Cortés, en Valencia no se daba una hostia sin que el del puño dolorido o el del ojo morado pasasen por su despacho.
    
    Así, entre juicios por delitos fiscales y viajes a Barcelona para ver a su hija, transcurrieron diez años más. Hasta que una tarde de junio, casi quince años después de haberle visto por última vez forcejeando con dos policías mientras él huía, David abrió una carta de Alberto. Era la primera noticia que tenía de él desde que la prensa anunció su última detención tras el atraco a una joyería cuyo dueño había resultado gravemente herido. La carta tenía remite de la cárcel de Quatre Camins y estaba escrita a mano con una letra redonda y cuidadosa, y en el tono formal de una instancia, que debía ser el único que sabía usar. No en vano, aquel delincuente profesional había aprovechado sus sucesivas condenas para terminar a distancia la educación secundaria.
    
    En su carta, Alberto explicaba que un cabeza rapada le había dado una paliza y ahora estaba recluido en el módulo hospitalario, decía que estaba enfermo de bronquitis y que por primera vez se estaba sometiendo a un tratamiento sustitutorio de la heroína a base de metadona. Le pedía algo aparentemente sencillo, que tramitase su solicitud de traslado a la cárcel de Picassent, donde conocía a todo el mundo, y que hiciese todo lo que estuviera en su mano para que la aceptasen.
    
    David frunció el ceño, apretó los labios y resopló. Alberto era quizá el recluso más prisionalizado que había conocido en su vida. Había pasado más de la mitad de su vida encerrado en prisión, había pasado por multitud de cárceles, conocía todos los trucos, era el rey de la picaresca carcelaria y el campeón del trapicheo. En definitiva, una causa perdida en la que no pensaba enrolarse.
    
    El auténtico shock lo sufrió al leer el breve párrafo previo a la despedida, de relleno, donde, por si acaso ...
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