Amor de madre Vl - Relatos Eróticos

Amor de madre Vl

... mirada ardiente y curvas generosas y divertidas, una amante insaciable a quien no le importaba que su hermano y sus amigos la escucharan gritar, una atleta del sexo que siempre le dejaba exhausto, una imaginativa viciosa con la que el chico probó todo tipo de prácticas, de las más inocentes a las más perversas.

Mientras para David aquel piso era una academia donde aprender y ejercitarse en el sexo, para los demás era el punto de reunión del grupo. Las puertas estaban siempre abiertas y raro era el viernes o el sábado por la noche en que el grupo no se reunía allí para escuchar música, charlar, beber y fumar.

También para tomar drogas, aunque esto sólo ocurrió desde que él se sumó al grupo porque, sencillamente, era el único que las conocía y que sabía cómo conseguirlas, cosa que le acabó convirtiendo en el camello de todos ellos. En resumen, aquella fue para él una época magnífica y de muchos cambios en la que recuperó multiplicada su autoestima. Durante la semana estudiaba duro y durante los fines de semana se desmadraba con Estef y los demás. Además, el muchacho firmó definitivamente la paz con sus padres, y se olvidó de Alberto y de Tere.

Cuando terminó la secundaria en los Maristas se fue a Barcelona. Allí pasó cinco años estudiando Derecho en la Autónoma y viviendo en pisos de estudiantes. Vivió en tres pisos, el último estaba junto a las Rambla y lo compartió con dos compañeros de carrera: Alberto Cortés y Juanjo Gómez.

Estudiaban bastante, no tomaban drogas y los fines de semana volvían a casa, salvo en época de exámenes. Al principio de estar en Barcelona siguió saliendo con Estef, pero al cabo de un año lo dejaron y eso acabó de separarse de su grupo de amigos del instituto, que por lo demás a esas alturas ya casi se había disuelto.

Luego salió con varias chicas, tampoco demasiadas, cuatro o cinco, hasta que en tercero de carrera conoció a Irene, que también estudiaba derecho en la Autónoma. Tres años después se casó con ella y se fueron a vivir a Valencia, ya que la madre de David les había pagado un piso muy bonito, espacioso y cercano a su casa. Luego tuvieron a Elena, su única hija.

Desde el principio David rechazó trabajar con su padre, que seguía yendo y viniendo de Mallorca cada dos por tres. En vez de eso, entró a formar parte del bufete de Higinio Redondo, aquel abogado amigo de su padre en cuyo bungaló se refugió con su madre tras el atraco de Zara.

Higinio se convirtió una persona importante en su vida, tan importante que, si no hubiera sido por él, lo más probable es que David no hubiese acabado ejerciendo de abogado. Al fin y al cabo, había estudiado lo que sus padres le habían aconsejado, aunque no tuviese vocación. David le admiró mucho, quizá porque era lo contrario de su padre. Un hombre sencillo, culto, soltero, que salía casi cada noche, y un radical de izquierda. De todos modos era un buen abogado y una buena persona y, aunque también era frívolo, iracundo, putero y bebedor, quería a su familia y ...