Merche y sus guarradas en el psicólogo - Relatos Eróticos

Merche y sus guarradas en el psicólogo

... calentura con evidentes signos de asco y de fatiga, pero no tardó un segundo en ponerse a cuatro patas en el asqueroso suelo, con sus rodillas metidas en la vomitona y sus manos mojadas de la caliente meada que cubría prácticamente todo el suelo.

Don Andrés demostrando su buena forma física, agachó la cabeza de Alba con su mano haciendo que se elevara el culo de la joven. Se colocó de pie abierto de piernas y bajando su cuerpo le metió la polla de golpe hasta la mitad a la morena. Alba ni levantó la cabeza. Se limitó a gemir y a esperar la penetración total de aquella gorda polla. La siguiente estocada ya fue entera hasta los cojones. Y comenzó el viejo un ritmo de rellenado del ojete de la hembra, que trajo como consecuencia que un olor a mierda comenzara a llenar la habitación.

Efectivamente, cada vez que asomaba media polla, aparecía impregnada de mierda. Ante tal visión Merche se incorporó acercándose a la asquerosa escena.

-Eso es cabrón. Sácale la mierda a esta guarra – decía la rubia mientras se frotaba la pipa del coño con la mezcla de mierda y cereales. El viejo haciendo caso a la rubia, penetraba hasta el fondo y muy rápido a la morena que ya gritaba de placer con la cabeza pegada al suelo y sacando su lengua para tocar y saborear el charco de meado que la rodeaba. Tras cinco pollazos hasta el fondo, se incorporaba sacando el nabo entero y mostrando a Merche el resultado de la follada. El resultado era una polla totalmente marrón, con pegotes de mierda en su capullo pegados, que rápidamente la rubia recogía extendiendo su mano para llevarlos a su boca, y un ojete totalmente abierto con mierda saliendo por los bordes. De repente, entre restos de cereales, apareció la habitante del váter que se vio arrastrada por la catarata de vómito.

La siguiente vez que el viejo se levantaba mostrando su polla llena de mierda, Merche aprovechaba para una vez más recoger restos de mierda blanda pegada en aquel gordo nabo, y con su otra mano, llevar a la pequeña cucaracha al borde del ojete y tras dejarla caer, empujarla con sus dedos haciéndola desparecer en el interior.

La reacción de Alba fue inmediata al experimentar aquella sensación por primera vez. Un cosquilleo interior que le daba un placer jamás sentido.

-ahora cabrón, mátala a pollazos – gritaba Merche comenzando a frotarse el coño de una forma frenética.

El viejo no tardó en meter de nuevo el nabo en aquella cueva. Aceleró su ritmo de follada notando la lefa que le subía de los cojones. Aquel placer de follarse a semejante hembra, el tener a la otra guarra detrás calentándolo con sus palabras y el cosquilleo que notaba en la punta de la polla producido por las patas de aquel bicho, hicieron que se corriera nuevamente como un cerdo.

Áhhh toma lefa perra ahh que gusto – gritaba el viejo.

La corrida del viejo era acompañada por la de las dos hembras.

Merche no pudo reprimir su orgasmo ante la visión en primer plano de aquella gorda polla colgando delante de su cara, ...