1. A mi madrastra le gustan las nalgadas


    Fecha: 02/07/2019, Categorías: Incesto Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos

    ... rodillas, con solo ropa interior debajo, se sienta a mi lado y toma el control para jugar, pero no la dejo quería pasar de nivel antes de cambiar el modo de juego.
    
    -¿Puedo jugar?
    
    -espera, espera, que paso de nivel.
    
    -dale, déjame, te juro que no te distraigo.
    
    -espera, espera.
    
    -vamos, dale.
    
    Parecía una nena caprichosa, nunca la vi así, con tantas ganas de jugar o de que yo le haga caso, era como que quería molestarme con la insistencia, me llega a tomar mi control del juego y la empujo para alejarla, pero sigue insistiendo y me niego a hacerle caso. Entonces no tiene mejor idea que atacarme y no se le ocurre mejor forma que sentarse sobre mí pensando que eso me molestaría, le sigo la corriente mostrando mi enojo, pero se sienta sobre mi mano izquierda que tenía sobre las piernas. Se sienta de forma tal que corre la tela de la camisa y mi mano queda en contacto con sus tibias nalgas y la tela de sus bragas. Ella inmediatamente se da cuanta, pienso que era su objetivo, tocarme la mano con el culo, entonces comienza a mover el culo sobre mi mano, lo frotaba y yo no podía mover la mano atrapada. Pero avanza un poco más y no tiene mejor idea que pasar a la acción con el culo, de pronto un aire caliente golpea sobre el dorso de mi mano, casi no hizo ruido, pero se había tirado un pedo en mi mano. Gira sobre su cuerpo y queda acostada sobre mis piernas con la excusa de agarrar el control que tenía en la mano derecha. El culo queda apuntando mi cara.
    
    -jajaja ahora me vas a dar el control
    
    -Saca de acá ese culo apestoso
    
    Le digo y le pego una palmada en el culo y ella ríe pero no cambia de posición, entonces le pego varias veces más y más fuerte, mi mano en cada golpe sacudía las nalgas. De repente llegan sus hijas y ven que le estoy pegando en el culo mientras ella ríe, piensan que era un juego y no tienen mejor idea que empezar a pegarle cachetadas en los cachetes del culo. En su inocencia le van corriendo la camisa y el culo queda tapado solo por una braga de algodón blanco, yo casi podía sentir el calor que emanaba de ese hermoso culo, hasta un embriagante olor a perfume llegaba a mi nariz. Se empezaban a poner las nalgas rojas por los golpes, pero a Silvia perecía encantarle. Estuvimos así unos largos segundos hasta que se pone de pie y empieza a correr a las hijas hasta su habitación.
    
    Yo no podía creer que le estuve tocando el culo a mi madrasta, hasta pude sentir sus suaves vientos en mi piel. Pero la realidad volvió a ser oscura y aburrida cuando llega mi padre. Ella volvió a ser la misma de siempre, obediente hasta en la ropa, pero nuestra relación ya había cambiado.
    
    Estábamos cenando y Silvia se para muy cerca de mí mientras hablaba con mi padre, no era nada raro que esto pase, pero esta vez estaba tan cerca que no tardo en tocarme el brazo derecho con su pierna, mejor dicho con la nalga izquierda, mi padre no notaba nada, seguía con la conversación y ella hacía lo mismo, pero en secreto me estaba provocando. Cuando ...
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