Pérfida - Relatos Eróticos

Pérfida

... inevitable que se conocieran.

Observé con detenimiento todos sus gestos y reacciones cuando Germán hablaba. Atisbé el mismo nivel de envidia que cuando descubrió el móvil exclusivo, espero que esta vez no me pida que le consiga otro. Germán es único cuando lo hicieron rompieron el molde.

Nita me dio la enhorabuena por el novio tan estupendo que había conseguido.

Apartir de ese momento, ya que estaba la presentación hecha, Germán coincidió unas cuantas veces con ella, siempre estando yo. La vida con Germán era de cuento de hadas, mis salidas con Asun, Sofi, Lola y Nita fueron diluyendose dado que tenía novio y a veces preferiría estar con Germán achuchandonos viendo una peli, yendo a cenar o haciendo el amor, que no follando. Me traía el desayuno a la cama, me enviaba rosas o algún regalo sin motivo aparente.

No pasaron muchos días cuando German empezó a poner escusas aludiendo trabajo, para no quedar. Cuando quedábamos intuía que algo no era como era en verano. Quizá la llama había bajado de intensidad pero ¿tan rápido?. También notaba que durante nuestros encuentros sexuales hacía cosas que antes no hacíamos, tales como intentar oradar mi virgen esfinter con el dedo mientras le cabalgaba. O el recordarle que se pusiera el preservativo cuando su glande húmedo ya había entrado en mi. También me extrañó que me solicitara que las felaciones las hiciera sin la protección del látex. Eso no me molestó en hacerlo, no era lo mismo. Disfrutaba el tener ese pedazo de carne en la boca sin tener que tener la sensación del látex en la boca.

Y llegó el golpe, no lo vi venir. Ni me lo esperaba. Faltaban apenas unos días para el Día de Difuntos cuando Germán me citó en el reservado de una cafetería.

-Hola Mari - me llamaba así - tenemos que hablar.

Las tres peores palabras que le puede decir alguien a su pareja.

- No, no no - comencé a gimotear - no me hagas esto.

- Lo siento, es algo que no me imaginaba. - me acarició la mano mientras hablaba - Comenzó como una consulta de ella sobre cierta materia, para después de las clases quedar para charlar, casi sin darnos cuenta nos estábamos besando en un encuentro casual no planificado. No te voy a comparar quien es mejor en la cama, no es de caballeros. Simplemente es distinta.

Él amor que ha florecido entre los dos a eclipsado al que teníamos tu y yo que no era poco.

Mis ojos emulaban a unas cataratas. Mi rimel era arrastrado dejando surcos negros por mi rostro.

- No llores, mi reina. Encontrarás a alguien. Ese dolor que ahora atenaza y oprime tu corazón se irá diluyendo con el tiempo. Espero que me llegues a perdonar.

Dicho esto y dándome un beso en la mejilla con el rostro compungido se levantó y tras pagar la cuenta salió del reservado.

Me quedé sentada sin poder levantar la vista. No podía verle marchar de mi lado.

Cuando pensé que se había ido me levanté de la silla y salí hacia la calle. No había dado tres pasos cuando les vi. Vi como la abrazaba con cara de ...