1. El ataque de los power bottoms


    Fecha: 01/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: SantiagoRodriguez, Fuente: SexoSinTabues30

    ... sildenafil”, dijo Nico, quien dejó la pastilla y el vaso sobre la mesa de noche y, acto seguido, se sentó sobre mi cara. Se abrió las nalgas y me dejó ver y oler aquel juvenil huequito rosado lampiño húmedo y calientito que no fui capaz de resistir. Mi lengua saltó automáticamente de mi boca y se introdujo en aquel sabroso asterisco de carne. Su culo cubrió toda mi cara mientras yo le lengüeteaba el hueco y le mordía las nalgas. Apenas me dejaba respirar.
    
    De un momento a otro, sentí que varios pares de manos empezaron a acariciar mi pecho, mis piernas, mis brazos, mis huevos y mi verga, apretando cuando debían apretar y solo rozando mi piel cuando ameritaba. En esas estuvimos hasta que Nico empezó a exprimirme la lengua con su poderoso esfínter mientras gritaba de placer.
    
    “Te viniste sin tocarte”, dijo alguien. “Sí, este viejo cacha rico; ¡es un torazo insaciable! Ayer me cachó y también me hizo darla sin manos”, dijo Nico. “Ahora sí, el papi es todo suyo, muchachos”, dijo Sebas y salió junto con Nico del cuarto, dejándome a merced de media docena de atletas que, con dificultad, llegaban a los veinte años, todos ellos power bottoms voraces y dispuestos a dejarme sin leche, con la verga adolorida y el cerebro fundido por sobredosis de placer. Ah, y con moretones, porque a veces les daba por abofetearme o darme puñetazos. Alguno puso su pie en mi cara, algún otro me hizo una llave de artes marciales muy dolorosa. Y todo esto mientras el resto me la mamaba o se la metía en el culo, moviéndose de formas que desafiaban las leyes de la naturaleza.
    
    Por ratos llegaban hasta mi cuello y lo besaban o mordían, me metían la lengua en la oreja, volvían a darme un derechazo o una cachetada, mientras otros me lamían los pies, unos los huevos y alguien se daba placer con mi verga ensartada entre sus nalgas. Yo la daba y la daba una y otra vez. Se me fueron haciendo heridas en el pene como consecuencia de la constante fricción. Extrañamente, sentía dolor y placer a la vez. Nunca se me bajó la erección, por más que ya casi tenía todo el pene en carne viva.
    
    Veía manchas de sangre por todas partes. Yo pensaba que les estaba rompiendo el culito, pero resultó ser mi verga la que sangraba. Y, a la par, seguía botando leche sin dejar de estar al palo.
    
    Nunca imaginé estar en esta situación alguna vez. De hecho, ni en mi más afiebrada alucinación fetichista y sórdida habría sido tan creativo. Pero debo reconocer que fue muy rico y excitante. Me tuvieron raptado por varias horas, diría que por lo menos hasta la tarde del día siguiente. Obviamente, en algunos momentos me quedaba dormido, pero el trajín y el ardor que producían sus lenguas sobre las llagas de mi verga no me dejaba perder la conciencia. Dejé de preocuparme por el trabajo; ya habría forma de explicar lo sucedido. Me dediqué a sentir placer y disfrutar del dolor…
    
    Epílogo
    
    En algún momento se marcharon todos y me quedé dormido. Cuando desperté, estaba solo en el cuarto y sin las esposas. Me ...
«12...6789»