1. Aprendizaje Sexual Oportuno 2


    Fecha: 21/03/2019, Categorías: Incesto Autor: adalberto1979, Fuente: SexoSinTabues30

    ... a una niña una despedida tan agradable para el día como una buena gota de mantequilla blanca en la boca o en la cara. Si al menos algunas de nuestras niñas no salían de nuestra clase con depósitos frescos de semen en la barbilla o goteando por las piernas, entonces, francamente, Jim y yo no estábamos haciendo nuestro trabajo como maestros.
    
    Pero apenas necesitábamos el estímulo. Ambos éramos profesionales, dedicados a nuestro trabajo de follar con niñas pequeñas y guiarlas hacia la estabilidad y madurez sexual, y yo no hubiera cambiado mi trabajo por nada en el mundo.
    
    Una a una las niñas fueron saliendo del salón de clases, a modo de despedida Jim y yo estábamos en la puerta con nuestras vergas duras por fuera del pantalón, ellas pasaban, nos besaban en la boca metiéndonos lengua, para después mamárnoslas un rato.
    
    Amber me besó y mientras lo hizo me masturbó, era la última en salir, lo había hecho a propósito, pues quería algo más, recordé que ese día no me la había cogido, así que, como buen maestro que era, la recargué en la pared y la despojé de su ropa de la cintura hacia abajo, ella con sus manitas pegadas a la pared volteaba hacia atrás mirándome, sus enormes y estéticas nalgas emergieron, era la más nalgona de la clase, cuatro chasquidos sonaron en cada nalga cuando mi mano las golpeo, ahora estaban rojas y su raja mojada y lista para mí. La tomé de la cintura y guie mi verga a su raja, se la enterré de un empujón.
    
    Con mis piernas flexionadas, empecé a mover mis caderas hacia adelante y arriba, para hacer una penetración más plena, Amber gemía como loca, su rajita súper mojada marcaba lo excitada que estaba. Flexionaba sus caderas hacia atrás cuando sentía que yo empujaba, eso hacía que entrara más profundo e intenso, hacía ruidos con su boca al respirar mientras era penetrada salvajemente por mí, sus nalgas rebotaban a cada embestida.
    
    Antes de sujetarla del cuello, guie mi verga a su culo, pude ver cómo puso sus ojos en blanco cuando sintió mis huevos chocar con su raja.
    
    La hipoxia le daba mucho placer, la sujeté con mi mano izquierda de la cadera, mientras mi mano derecha oprimía su cuello, para después sujetarla del cuello con ambas manos, ella se arqueaba hacia atrás, sin soltar su cuello giré su cara para que volteara hacia mí, después la besé metiéndole la lengua, ella como pudo me correspondió, pues le llegaba poco oxígeno al cerebro.
    
    No había misericordia ni amor en esa cogida, yo la amaba, pero ahora lo que necesitaba era verga no amor, ella necesitaba ese orgasmo y mi leche dentro de ella, y para ella cuanto más salvaje mejor.
    
    Así en esa posición me moví cuan fuerte pude, mis caderas hacían el típico chasquido al golpear sus nalgotas infantiles. Sentí el cosquilleo en mis huevos y ya no lo quise detener, grité apretando mis dientes mientras le daba fuerte en el culo.
    
    Sentí como dejó de salir mi leche y solté un poco su cuello, ella respiró, pero solo para gemir su orgasmo.
    
    Ella se giró y se agachó a ...
«12...678...14»