Una yegua de sangre azul - Relatos Eróticos

Una yegua de sangre azul

... sudorosa de Farah.

- "Bien, bestia... Ahora veremos qué tan bien te ha entrenado mi anfitriona, tu ama... Primero, quisiera que os olierais, como hacen las verdaderas bestias", dijo el joven a la yegua haciendo una pausa.

Farah asintió con la cabeza.

La condesa se estremeció de horror, pero obedeció... Maniobró directamente frente al anciano semental y se agachó, con dolor, maldiciendo una vez más las reglas que mantenían siempre sus brazos atados en la parte baja de su espalda.

Taleb babeó un poco cuando la cabeza de la yegua se acercó a su ingle, y puso sus ojos en blanco.

La condesa aspiró la materia fecal seca y el olor a semen del hombre.

Estaba presionada contra la polla del semental, que se enderezaba rápidamente... Estaba lo suficientemente cerca como para notar la evidencia seca de apareamientos anteriores que manchaban la piel y el pelo... Se presionó contra su polla, con las fosas nasales dilatadas mientras luchaba por captar su olor, tal y como la habían ordenado.

Con la respiración entrecortada, la yegua se giró para colocarse de espaldas a Taleb y se inclinó casi hasta el punto de perder el equilibrio, colocando sus hermosos cuartos traseros y su coño a la vista del macho babeante.

Taleb se movió de repente para enterrar su nariz en su hendidura, aspirando así el aroma del coño de la condesa con cada aspiración que realizaba... Luego se inclinó aún más, untándose la cara y el pelo con sus jugos del coño de la duquesa.

- "Libera tu vejiga, oh joya del desierto... Así es como he visto hacer a verdaderas yeguas... Y tú también debes hacerlo", susurró el joven pervertido Moham.

La condesa estaba tan perdida en su propio horror y lujuria animal que apenas se replanteó desobedecer.

Por segunda vez esa mañana, se agachó para hacer sus necesidades.

Salió un chorro de orina, la mayoría de los cuales alcanzaron al semental en la cara y el cuero cabelludo antes de gotear hacia la paja sucia del suelo.

La bestia que una vez había sido un hombre lamió las gotas que caían de sus labios como si fueran un buen champán.

- “Ahora, mi mascota, ofrécete a tu pareja y acabemos con esto”, dijo Farah a la ligera.

A pesar de su tono, descubrió que había clavado las uñas en la mano de Moham por la excitación que llevaba encima la joven Farah.

La condesa, temblando por la excitación que se agitaba en su interior, obedeció sin pensarlo dos veces... Se inclinó hacia adelante hasta que la protuberancia de su vientre embarazado presionó el suelo y separó los muslos sugerentemente.

La espuma cayó de la mordida en sus dientes mientras babeaba con anticipación.

El semental estuvo sobre ella en un instante, moviendo las caderas mientras buscaba su orificio vaginal para clavarle su polla.

Su peso la arrastró hacia el barro y la suciedad del suelo del establo, mientras sentía la piel y el pelo ásperos de Taleb contra su espalda.

Fuertes dientes destrozaron el hombro izquierdo de la condesa mientras se ...