1. Una yegua de sangre azul


    Fecha: 01/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: yanine10, Fuente: TodoRelatos

    ... tiempo que había perdido la esperanza de volver a ver a sus hijos, a los cuales ni los reconocería.
    
    Cuando sus pechos estuvieron totalmente vacíos de leche, Farah entregó el balde casi lleno de leche a un mozo de cuadra.
    
    A continuación, la hija del Jeque comenzó a peinar la larga melena negra... Hizo que la condesa se cuadrara quieta mientras le destrenzaban, lavaba y perfumaba el pelo.
    
    Moham estuvo ayudándola... Pasó una esponja húmeda por cada centímetro de la orgullosa yegua, gastando una cantidad excesiva de tiempo enjabonando sus cuartos traseros y los suaves pliegues de su coño.
    
    Una vez, cuando la atención de Farah estaba en otra parte, la condesa sintió que los dedos de Moham invadían la calidez resbaladiza de su dominio más íntimo, su coño.
    
    Ella tembló de indignación ante la mirada de deleite codicioso en los ojos del muchacho.
    
    A lo largo de los años, la condesa casi había perdido sus inhibiciones humanas... Sin embargo, maldijo en silencio al jeque por su cautiverio... No se atrevió a expresar su indignación... El Jeque era un amo justo, pero hacía cumplir las reglas de los establos con mano de hierro y no quería ser duramente castigada.
    
    Cuando estuvo completamente lavada, la princesita sacó una navaja de afeitar y afeitó la delicada zona del pubis al ver incipiente del vello en su yegua más preciada.
    
    Satisfechos por fin, Farah y Moham llevaron a la condesa a un potrero donde le sujetaron un cabestro de cuero al cuello... Luego, la pareja conversó amistosamente mientras la condesa realizaba sus abluciones matutinas.
    
    Años de repetición diaria no habían logrado inculcar la actitud adecuada hacia el desempeño de sus funciones corporales, y la condesa aún enrojecía de vergüenza por la indignidad de todo aquello... Ahora, en presencia de su ama y compañero.
    
    Con la vejiga y los intestinos vaciados, la condesa fue conducida a realizar un pequeño ejercicio ligero, trotando por el corral con la correa atada a una estaca en el suelo.
    
    El jeque tenía reglas estrictas contra cualquier yegua cansada por haber estado tirando de una carga o corriendo al galope, incluido si estaba preñada o no... Todas debían entrenar todos los días.
    
    Los poderosos sementales en sus establos estiraron la cabeza para verla pasar corriendo, uno o dos de ellos rechinando contra las barras de madera de sus recintos con frustrada necesidad de follar y correrse.
    
    Los cinturones de castidad de cuero que llevaban impedían que sus pollas estuvieran al aire y erguidas... Los cinturones sólo se aflojaban inmediatamente antes de que se les ordenara cubrir a una yegua.
    
    Uno de los pocos consuelos del embarazo, reflexionó la condesa, era que al menos los sementales no la cubrían... Sólo se hacía de nuevo por orden del Jeque para que lo disfrutase viéndolo él o con sus invitados.
    
    Una vez que una yegua estaba preñada, el Jeque vio que no tenía sentido cubrirlas más veces hasta que no parieran... Con tantas mujeres preñadas, los sementales ...
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