1. Desvirgo a Vika, mi hijastra cachonda


    Fecha: 30/06/2019, Categorías: Incesto Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... tirarla e indicarle la posición que deseaba. Privada de sus ojos, hacía lo que podía por colocarse donde yo le indicaba y solo su confianza en mi mano le garantizó que no caería al suelo cuando la obligué a arrodillarse ante mí. Aguanté su cabeza tirando del cabello cuando ella obediente se desplomó.
    
    —Sube ese culo —fue la letra que acompañó a la música de mi palmada en su trasero firme.
    
    El cuerpo tenso de la joven elevó aquellas nalgas intentando, como siempre, complacerme. Su obediencia era absoluta y en ese estado de trance estaba a la espera de cualquier orden mía para acatarla con premura. Quise explorar de nuevo con mis dedos a ver si sus glándulas vestibulares también se sometían a mis deseos. Nada en ese cuerpo me defraudaba, ni desobedecía. Con mis dedos en su vagina fui obligando a que sus caderas subieran para encontrarse a la altura de mi falo empalmado.
    
    Esta segunda embestida no encontró prácticamente ninguna resistencia. Solo su cúpula vaginal hacía de freno a mi taladro ardiente, pero las paredes superlubricadas no paraban de emitir un rítmico y jugoso ruidito. ¿Qué hacían esas manos ayudando a Vika a sostenerse e impidiendo que su cara tocase el suelo? Se las recogí en la espalda con mi mano izquierda y continué follándomela mientras la diestra golpeaba la grupa de la potrilla. El estado de frenesí de ambos, ella disfrutando de mi polla llenándola sin piedad, mientras mis manos dirigían sus movimientos y le demostraban que estaba absolutamente a mi merced y yo sintiéndome el hombre más poderoso del mundo, nos llevó a necesitar corrernos con urgencia.
    
    Vika imploró de nuevo:
    
    —¿Puedo correrme, amo?
    
    —No hasta que acaricies mi polla con tus dedos en tu culo.
    
    Vika no sabía a qué me refería, pero mi mano izquierda se dirigió a su cuello para forzar su cara a sentir el frío suelo, mientras mi mano derecha escupía en sus dedos pequeños y los conducía a su orificio más estrecho. No me costó demasiado violar ese otra entrada que también me pertenecía con aquellos dos pequeños dedos delgados. La obligué a introducirlos hasta el fondo y ella se esforzó en sentir la dureza de mi sexo, que la penetraba incansable, a través de aquella estrecha pared. Cuando noté sus dedos tocándome y percibí su esfuerzo por complacerme en cada detalle, no pude contener mi semen. Esos chorros salieron a la vez que las paredes de su vagina se contraían sin descanso. No esperaba un orgasmo simultáneo, pero lo sentí como infinito. Podría haberse detenido el mundo para siempre en ese instante, yo siempre follando a Vika con sus dedos tocándome mi sexo a través del mínimo lienzo que separaba ese ajustado recto de la vagina más perfecta. Mi falo así lo entendió y expulsó leche como nunca antes había hecho, sin querer guardar la mínima reserva.
    
    Tardó un tiempo en volverme la sangre al cerebro, no sé qué hacía Vika, pero creo que orgasmaba sin descanso. De nuevo mi mano en su melena y una voz clara que le ordenaba:
    
    —¡Límpiame! ¡Lame bien a tu ...
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