1. Desvirgo a Vika, mi hijastra cachonda


    Fecha: 30/06/2019, Categorías: Incesto Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... joven y se dispuso a grabar toda la escena. La chiquilla abrió sus piernas desnuda sobre la camilla. Después del éxito de su propio anillado, Muriel estaba segura que el de Vika obtendría aún más visionados.
    
    Mis dos manos apresaron sus pantorrillas para impedir cualquier movimiento. Sari marcó con un rotulador la entrada donde dirigiría la aguja. Con los dedos vestidos de vinilo, tiró del pellejo que se adhería al clítoris y lo apresó con unas pinzas con mango de tijeras.
    
    Muriel permaneció a su lado callada y sonriéndole al brillo estéril de la aguja. Una mano con guantes sujetaba una aguja ancha. Las pupilas de Vika se dirigieron a los destellos metálicos con miedo y deseo a partes iguales. Quería sentirse atravesada y marcada para mí, que su clítoris siempre me recordase y la excitase, pero sentía algo de miedo por atravesar su piel más delicada.
    
    El encantador aroma de ese sexo virgen golpeó las papilas de Sari que no pudo asociar ese encantador aroma a ningún otro. La perfección de esos pliegues tersos, lisos, húmedos y rosados arrebató toda su atención. Vika apenas sintió dolor cuando la certera aguja atravesó su delicada piel por el camino trazado. Sari introdujo la barra de oro con solo una bolita en la parte superior. Terminó de atravesar la piel con la aguja hueca y dejó de forma permanente la barra que atravesaba la intimidad de Vika. Aplicó un poco de crema desinfectante y enroscó la bolita más simpática en la barrita para que siempre golpease la campana del placer de la púber.
    
    Vika orgullosa buscó mi mirada. Quería que supiera lo orgullosa que estaba de que modificase su cuerpo para darme más placer, aunque en este caso, era ella la que más recibía. De todas formas, reconozco que ese coño perfecto atravesado por una barra de oro con dos bolas brillantes que remarcaban la diana del placer me tenían absolutamente absorto.
    
    Sari le explicó los cuidados que debería tener a Vika durante los próximos días para evitar infecciones y sabía que no podría tener sexo por unos días. No obstante, desde que yo le había sujetado las pantorrillas en la camilla había estado lubricando sin descanso. Este estado de excitación permanente habría que mantenerlo hasta que la desvirgase, pero eso no ocurriría hasta el sábado. En el camino de vuelta a casa, todos los perros ladraban a Vika al pasar a su lado y querían oler su sexo y su culo. La aireada minifalda no contenía los encantadores efluvios de ese sexo desesperado y la ausencia de bragas permitía que la humedad de su sexo hidratase los jóvenes muslos.
    
    Mientras me servía la comida mis pupilas se dirigían indefectiblemente a las bolitas brillantes que coronaban el clítoris más deseado. Al arrodillarse a mis pies, Vika hubiera buscado mi pie para rozarse como se había acostumbrado, pero la higiene requerida esos días no me permitió rozar su piercing durante la comida.
    
    Durante la siesta pude calmar mi sed de sexo con Muriel, siempre dispuesta. Vika permaneció callada e inmóvil junto a ...
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