1. Desvirgo a Vika, mi hijastra cachonda


    Fecha: 30/06/2019, Categorías: Incesto Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... la cama. Ella lo podía observar todo, cómo ponía a Muriel a cuatro patas, cómo la penetraba por todos sus orificios, cómo guiaba sus movimientos bien tirando de su collar de perra, bien agarrándola del pelo, bien golpeando su grupa siempre marcada. Vika permanecía callada y con las manos atadas a la espalda. No podía fiarme de que esta chica de esa sexualidad desbocada no sucumbiera a sus pasiones más bajas y calmara su sexo con sus dedos.
    
    Hasta el sábado tenía prohibido masturbarse y aún era miércoles. ¡Una eternidad para la urgencia juvenil! Aunque ella no tenía derecho a correrse durante esos tres largos días, debía limpiarme siempre mi sexo cuando yo me corría. Ella aprendió que yo no iba a descansar de tener sexo ni un solo día de mi vida y que siempre debería estar dispuesta para satisfacerme, aunque solo fuera para recoger el semen que derramaba después de follar a otra. Esos tres días se convirtió en una esclava sin derecho a correrse y en depósito de mis secreciones. El otro torturador era el maldito piercing que no paraba de recordarle a su clítoris que había sido taladrada para mí y lo golpeaba a cada paso para excitarla sin descanso. ¡Maldito piercing! ¡Bendita anilla!
    
    Por las noches, dormía a los pies de mi cama con las manos sujetas a la espalda, no podía confiar que fuera capaz de reprimir sus ansias de calmar su sexo insatisfecho y permanentemente excitado. Por la mañana, Muriel la desataba esos tres días y le hacía masajes en los hombros. Aunque la juventud de Vika hacía innecesarios esos cuidados, me gustaba que se sintiera cuidada.
    
    Sábado, 4 de agosto
    
    Ese día estaba marcado en el calendario con una gota de sangre, recordando el desvirgamiento de Vika. Los tres nos levantamos excitados. Cuando abrí un ojo, ya estaban Vika y Muriel arrodilladas esperando que me despertase. Vika seguía con las manos atadas a la espalda esperando que yo, su amo, la desatase. La obediencia ciega conseguida en tan poco tiempo seguía asombrándome. Ese día estaba aún más atenta, no quería que yo cambiase de opinión bajo ningún concepto.
    
    Me gustaba la repetición de los gestos que iba aprendiendo Vika: a servir el desayuno sin levantar la cabeza, esperar arrodillada a mis pies que yo le diera algo, besar mi mano cada vez que la alimentaba, esperar mi sexo como postre,... Cada gesto que iba aprendiendo de Muriel tenía un significado especial para mí, pero ella los aprendía por imitación. A veces tenía que explicarle qué simbolizaban para mí después de que los hubiera incorporado a sus hábitos. Muriel me estaba facilitando mucho el adiestramiento de Vika y se mostraba orgullosa de la perra que estaba educando para mí..
    
    Todo el sábado estaba dedicado al desvirgamiento de Vika que había pensado perpetrar después de comer. Gracias a Muriel yo estaba bastante satisfecho sexualmente y no sentía la urgencia que demostraba Vika. Me gustaba ver lo excitada que estaba y cómo pensaba que cualquier seña mía significaba que iba a usarla por fín. En ...
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