1. La inmoral madrastra lo pierde todo.


    Fecha: 30/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: zorro4l, Fuente: RelatosEróticos

    ... resucitados! ¿Crees que no sé quiénes son los que ingresan a mi casino? Por gracia divina; tuviste a bien, abrirle esas hermosas piernas a un hombre adinerado, que te sacó del ghetto. Y ahora te sientes parte del Jet Set, presentándote ataviada con esos trapos tan costosos en mi establecimiento. ¡Como si fueras una adinerada y respetable dama! Encima de todo, has pretendido mentirme a la cara. ¡Pagarás por tu osadía y descaro!” –Exclamó Gabrielle.
    
    “No son necesarios tantos insultos hacia mi persona, simplemente; ¡No conté bien el dinero que cobré en la caja! Ahí está, ya lo han contado todo. Ahora, serían tan amables de regresarle a mi amiga su vestido. ¿Saben? Ella y yo, quisiéramos poder retirarnos.” –Replicó Lucrecia sintiéndose ofendida.
    
    “¿Por qué tanta prisa? Tu amiga luce tan encantadora con esa elegante lencería que lleva puesta. Me pregunto; ¿Tú también usas prendas tan lindas bajo tu vestido? Sería una pena que este se ensuciara o se salpicara, por culpa de estas miserables zorras. Será mejor que te lo quites.” –Dijo Gabrielle con un tono parsimonioso y burlón.
    
    Lucrecia sintió un hueco nefasto abriéndose paso en el interior de su vientre. Su corazón se aceleraba con ritmo frenético. Supo entonces, que no tenía escapatoria alguna de la maldad, que aquella perversa criatura; disfrutaba ejercer.
    
    “No me digas. ¡Te da vergüenza desvestirte frente a gente desconocida!” –Dijo Gabrielle con tono irónico.
    
    “Claro, en este mundo; ¡La apariencia lo es todo! Dependo por completo de mi indumentaria, si deseo ser glamorosa. Además, la gente de mi posición tiende a juzgarlo todo, ellos podrían pensar que soy una descarada buscona; si cometiera semejante inmoralidad en público. ¡No soy ninguna Stripper! Es muy importante mantener cierta compostura y recato para brillar en sociedad.” –Respondió ofendida Lucrecia.
    
    “Oh, ¡Ya veo! De pronto resultaste ser muy digna. Dime. ¿No te pareció un descaro venir esta noche a mi casa y hacer trampa? Sally. ¿Qué opinas de este par? Aconséjame qué hacer con ellas.”
    
    “Debes reconocer que son audaces. Muy pocas han logrado tanto en unas cuantas horas. Considerando que ya han devuelto el dinero de buena manera. Opino que seas benévola con ellas, pero su belleza y valentía ameritan ser elogiadas. Lo mejor sería liberarlas, pero. ¡Que se vayan desnudas! Se merecen una noche inolvidable.” –Respondió Sally.
    
    “¡No puedes estar hablando en serio!” –Exclamó Lucrecia aferrándose a su vestido, temerosa de que pudieran arrancarlo de su cuerpo.
    
    Gabrielle sonrió de forma perversa, deseaba demostrarles a esas dos tramposas, cuan en serio estaba hablando.
    
    “Oye Sally. ¡Ya sabes que hacer!” –Exclamó Gabrielle.
    
    Sally era una leal asistente de Gabrielle, podría considerarse una mujer de gran personalidad y con un moderado atractivo físico. Ella compartía el gusto de realizar aquellas declaraciones que demostraban; quien era la voz de mando en ese lugar. Enseguida sacó de su bolso unas tijeras, se acercó a ...
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