1. ¡Viólame! (La fiesta)


    Fecha: 27/06/2019, Categorías: No Consentido Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... sorprendió al ver cómo giraba el cuerpo de Maui y su polla salía de su coño involuntariamente y se corrió en el lateral de la mesa humana, pero al poco encontró una boca para que lo limpiase. Cuando Arturo estaba cerca de correrse, Luis volvió a darle al botón y manchó el otro lateral de Maui. Los futbolistas abandonaron la mesa en busca de sus camarotes para repartirse las italianas.
    
    Cada cierto tiempo, pasaban dos chicas con agua con jabón y esponjas y limpiaban la mesa: las cuatro patas, las axilas, el sexo, el ano, la espalda,... Esto era especialmente humillante para Maui, pero era necesario para que volviera a haber interesados en usar esa mesa. Mar estaba absorta presenciando la escena de la limpieza, cuando un empresario francés empezó a hablarle y al poco le propuso llevarla al camarote. Por supuesto, Mar aceptó.
    
    La noche fue pasando y cerca de treinta hombres usaron a Maui oral, vaginal o analmente, además de como mesa inerte. Las chicas la dejaron limpia por última vez a las cinco y media de la madrugada y durante media hora nadie le prestó atención. Maui pensó que todos los que tenían que usarla ya la habían usado, la mayoría de los hombres estaban descansando con alguna o algunas chicas en sus camarotes y solo quedaban algunas chicas despistadas y el servicio recogiendo. Además, el último hombre que la usó fue un sueco que quiso verle los ojos y le quitó el antifaz, así que su aspecto deshumanizado había dado lugar al de víctima abatida. El jeque pasó por allí y observó como uno de los camareros palestinos la miraba con ojos de odio. Al camarero le recordaba a la hija de un ocupante ruso askenazi que fue el culpable de que tuviera que huir apresuradamente de su pueblo. Cuando tenía trece años había ido con otros niños del pueblo a tirar piedras a los ocupantes y el ruso se lo contó al ejército israelí. Aunque él huyó del pueblo, la casa de sus padres fue destruida igualmente. Su larga huida terminó en Arabia donde pudo empezar a trabajar para diferentes señores, pero nunca olvidó a aquella familia ni a aquella niña que siempre llevaba ropa más atrevida de la que consentía su padre.
    
    El jeque se acercó al camarero y le preguntó:
    
    –Mahmud, ¿quieres usarla?
    
    El camarero confesó:
    
    –Me recuerda a una cerda judía de mi país. ¿Podría hacerle lo que siempre quise hacer con esa cerda judía?
    
    El jeque, siempre afín a la causa palestina, consintió en que la usara a su antojo. Esta conversación transcurrió en árabe, pero he ofrecido la versión traducida.
    
    Decidido, Mahmud se acercó a Maui que se asustó al ver cómo cogía la fusta del suelo y la elevaba con ojos de odio brillante. Ella estaba en la posición 2 pero podía ver todo lo que pasaba a su alrededor, no como el resto de la noche. Sus piernas estaban inmovilizadas por las correas de los tobillos y las corvas y sus manos no le servían para defenderse. Así vio como la fusta se dirigía hacia su clítoris sin poder evitarlo. Los latigazos fueron todos certeros y su sexo, muy ...
«12...678...»