Las fantasías de un hijo con su madre XX - Relatos Eróticos

Las fantasías de un hijo con su madre XX

... conmigo, además de que la he preñado, es mi mujer, mi puta, me obedece en todo - dijo acariciándole la cara - ¡Córrete! - le ordenó.

Raquel, sin poder evitarlo, al oír la orden de su hijo se corrió berreando como una gata en celo, sin dejar de tocarse en ningún momento. Los chavales flipaban ante semejante espectáculo, todos tenían tremenda erección en su entrepierna. Manuel se dio cuenta. Se rio de ellos.

Manuel: ¡Exhíbete ante estos idiotas, puta! - le ordenó, dándole una bofetada.

Raquel, sorprendida y muy excitada, obedeció, se puso a cuatro patas en el amplio asiento del conductor y con agilidad y cuidado empezó a girar, mostrando ante los muchachos todas sus curvas, sus pechos, su culo, su coño, sus piernas, todo. Alguno ya se metía su mano debajo del pantalón.

Manuel: Este es el trato, pardillos, 50 pavos y os dejo mirar cómo me cepillo a esta puta - anunció para sorpresa de su madre - Sin tocarla, solo mirar, si os queréis pajear es cosa vuestra, y como hagáis fotos o grabéis algo os mato - amenazó.

Antes de meterse a jugar al rugby todos se metían con él por su cuerpo, ahora, más tonificado era un chico al que temer. Aceptaron y le pagaron. Eso puso aún más cachonda a Raquel. Como buitres cayendo sobre una vaca muerta, los chavales rodearon el coche. Manuel sustituyó con sus manos las manos de su madre, tocándola el cuerpo entero, muy sensual, lento. La notó muy excitada. Sus dedos recorrieron sus pechos y le pellizco un pezón. Raquel miraba a su hijo, suplicándole que siguiera. Manuel sopesó sus pechos, apretando el botón erecto que los coronaba. Raquel gritó de placer.

Manuel: ¡Serás puta! - dijo cachondo, llevando su cabeza a su entrepierna.

Raquel comenzó a lamer y morder su entrepierna a través de su pantalón, deseosa. Luego, al ver que su hijo no lo hacía, se la sacó y la empezó a venerar, besándole el pene, mientras Manuel se acomodaba en el asiento. Con una lentitud pasmosa, fue engullendo su verga hasta su totalidad, aguantando las arcadas y alojándola en el interior de su garganta. Manuel no dejaba de acariciarla. Sin apenas tocarla, Raquel se volvió a correr, el que la vieran comiéndosela a su hijo y que no la reconocieran, la excitaba sobremanera. Todos ya se habían sacado sus vergas y se pajeaban viendo a la pareja. Raquel le acariciaba los testículos mientras le comía la verga a su retoño. De repente, Raquel dejó la verga de su hijo, se levantó, saltó sobre el muchacho y empezó a besarlo con una calentura tal, que confirmaba a su retoño que ya quería sentir su pene en su interior. Comprendiendo que para ella era excitante acostarse con su hijo frente a sus amigos sin que lo supieran y mientras ellos se masturbaban, lo decidió aprovechar. El muchacho llevó sus manos hasta su culo y se puso, no solo a magrearlo, sino a jugar con sus dedos en su esfínter. Ella al sentir sus dedos, no pudo evitar hablar, cambiando su tono de voz.

Raquel: No seas malo, recuerda que estoy casada - gimió.

Manuel: Sabes ...