Las fantasías de un hijo con su madre XX - Relatos Eróticos

Las fantasías de un hijo con su madre XX

... la entregó a su hijo, para volver a ponerse la ropa que traía puesta.

Manuel: Sal así, y si te portas bien, te follaré como te mereces en el callejón de detrás - dijo pellizcando su pezón.

Ella gimió y muy morbosa y cachonda, obedeció. Salió así, para sorpresa de su marido.

Roberto: Así te van a ver todo todos los hombres del local - dijo divertido - ¡Exhibicionista!

Raquel lo comprobó, excitada. Alzó su vista recorriendo el local y corroboró las palabras de su marido, todos los hombres del local la miraban los pechos sin disimulo alguno, y no solo ellos, algunas mujeres también, con envidia y deseo. Eso la alegró y les regaló una radiante sonrisa a su hijo y marido, por hacerla sentir tan deseada, tan amada y cachonda. Se dio cuenta de que su adorado retoño, babeaba con su delantera. Sin embargo, se forzó a reprimir las ganas que tenía de hundir su cara entre esos dos portentos. Raque ya no tenía ninguna duda de que su hijo tramaba algo más gordo que exhibirla casi desnuda. Al acabar la cena, Roberto se llevó a los bebés, pues imaginaba que madre e hijo celebrarían la noticia del embarazo. Manuel se quedó viendo el sensual movimiento de su pandero totalmente hipnotizado por su vaivén, mantuvo los ojos fijos en esa maravilla. Con sus nalgas duras y su culo con forma de corazón impreso en la mente, no escondió lo que ocultaba su pantalón, su incipiente erección. Ya en el coche, Manuel sin decir una palabra, sacó a su madre la camiseta, dejándola desnuda de cintura para arriba. Raquel no dijo nada, solo le miraba con ganas de comérselo.

Manuel: Así vas más fresquita, ¿verdad, mami? - dijo travieso - Quiero que conduzcas al descampado que tú sabes - dijo sabiendo que su madre le entendería.

Raquel le entendió, no por nada su adorado y pervertido hijo llevaba días diciéndole que sus amigos iban a un descampado de la ciudad a ver a parejas teniendo sexo en el coche mientras se masturbaban. Raquel se puso muy cachonda de repente, imaginando a los amigos de su hijo pajeándose mientras su retoño se la follaba delante de ellos. Raquel condujo como si nada, aguantando las miradas indiscretas de los demás conductores. Al llegar a su destino, aparcaron. Antes de parar, Manuel le puso con sumo cuidado un pasamontañas con agujeros en los ojos y boca. Raquel se sorprendió por el detalle de su retoño de cuidar su intimidad y le premió con un apasionado beso con lengua. El muchacho solo pensaba en conseguir meter su cara entre sus ubres. Como no podía ser de otra forma, después del beso, Raquel estaba radiante estaba excitada, sus pezones la delataban.

Manuel: Veo que esto te pone cachonda - dijo travieso.

Raquel: No sabes cuanto, mi pequeño y adorado pervertido - dijo mordiéndose el labio con sensualidad.

Ese descubrimiento provocó que, como un resorte, su verga se alzara hambrienta entre sus piernas exhibiendo ya ante su adorada madre su mástil tieso. Pronto llevaría a cabo su pequeño sueño, su fantasía más traviesa. Se follaría a su ...