1. El regalo: Un antes y un después (Vigésima tercera parte)


    Fecha: 26/06/2019, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... casillero. Son nuevos por aquí. ¿No es verdad? ¿Ya conocen las normas? —Y tanto Paola como yo, negamos con el movimiento de nuestras cabezas.
    
    —Bueno, nada de móviles ni cámaras. Respeto y discreción. Y lo más importante… ¡No es no! Y si tienen algún problema con el vestuario me avisan y lo solucionaremos. ¡Bienvenidos y que disfruten del evento! —¿Pero cuál vestuario? Le pregunté y la joven con el punto de su boca, me los indicó.
    
    Paola fue la primera en desnudarse, sin recato alguno hacia mí, ni a las demás personas, hombres y mujeres que allí estaban en el vestier mixto. Extendió la blanca tela, examinando como colocársela.
    
    Yo entretanto realicé lo que hacían los demás, y dejándome tan solo el bóxer blanco, me coloqué lo que parecía una túnica de percal blanca, cuyas mangas me llegaban un poco por encima de los codos y de largo hasta mis rodillas. Encima terciada una larguísima toga verde y... ¿Sandalias? Bien, un colombiano más disfrazado de romano y aun no llegaba el día de Halloween.
    
    Paola también vestía una túnica blanca, sujetada en sus hombros por dos finas tiras, y de largo hasta los tobillos y encima un manto rectangular purpúreo. No había lugar donde guardar nada. Las llaves atadas a un cordel elástico, las colocamos en la misma muñeca donde manteníamos puestas las doradas manillas.
    
    —¿No te habrás dejado puesto nada por debajo? ¿No es así tesoro mío? —Esa voz… ¡Hummm!
    
    —¿Almudena? —Y me giré ciento ochenta grados para darme cuenta de su presencia y de la de… ¿Martha?
    
    —Ehhh, hola muchachas. ¿Y ustedes que hacen por aquí? —Acucioso les pregunté y ellas al unísono, levantaron sus brazos y me dejaron observar sus pulseras doradas.
    
    —¡Vaya sorpresa! —Y dirigiéndome en especial a mi amiga Almudena, le respondí…
    
    —Pues sí, no llevo nada debajo. Tan solo libre y suelta mi virilidad. ¡Mentí!
    
    Se saludaron amigablemente con Paola y la misma Martha se presentó con mi rubia acompañante, vanagloriando su caribeña belleza. Y sus ojos esmeraldas, brillaron más por el halago.
    
    —Bueno tesoros… ¿Vamos a buscar nuestras mesas? O… ¿Antes prefieren dar una vuelta para que conozcan las salas? —Y Paola por supuesto dio brincos de felicidad y tomando del brazo a Almudena, se adelantaron por el pasillo. Yo, resignado miré a Martha y le ofrecí mi mano.
    
    Y no es que yo frecuentara esos lugares, de hecho era mi primera vez en un club swinger como aquel, pero ya había tenido la oportunidad de informarme sobre el lugar, tras mi apresurada salida después de concretar las dos ventas. Y además a la entrada, había tomado un volante con bastante información.
    
    Gente de todo tipo, jóvenes, adultos y viejos. Cuerpos hermosos y cuidados en gimnasios o esculpidos en algún quirófano. Dos piscinas cubiertas y climatizadas rodeadas de espacios con arena blanca y palmeras artificiales, eran lo más impactante del lugar. ¿O no?
    
    Cruzar por un pasillo oscuro donde se escuchaban gemidos a lado y lado me erizó la piel e inclusive a Martha la incomodo ...
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