1. Incesto en medio del monte


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos

    ... ese sabor que te hace jadear.
    
    Me besó con la lengua perdida de leche y jugos. Le comí la boca y después le volví a llevar la boca a mi coño. Me lo comió con lujuria, o sea, lamiendo en todos los sentidos y metiendo y sacando la lengua de él... Tanto fue el cántaro a la fuente, que la fuente le dio su manantial.
    
    -¡¡Me corro!!
    
    Los lobos volvieron a aullar, esta vez más cerca. Me dijo:
    
    -Mejor nos vamos. ¿No crees?
    
    Yo quería más.
    
    -No seas cagado, los lobos no saben abrir las puertas de los coches -les puso el seguro-, y así, menos.
    
    Me eché encima de él y lo cabalgué. Al paso, mis tetas bailaron el vals, al trote, bailaron la muiñeira, y al galope, no bailaron, volaron hacia arriba y hacia abajo... Mientras eso hacían, mi culo fuera de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, marcándole el ritmo a las tetas. Poco después, comencé a correrme, me detuve. Lo miré y balbuceé:
    
    -Me...co...rro.
    
    Me derrumbé sobre mí cuñado y le comí la boca mientras mi coño bañaba su polla con otra espectacular corrida. Me correspondió con otra corrida que me anegó el coño.
    
    Esta vez ya no sentimos a los lobos, y eso nos preocupó más que si los hubiéramos sentido. Nos vestimos, mi cuñado arrancó el coche y seguimos el camino.
    
    Al llegar a la aldea estaba todo a oscuras. Parecía un lugar fantasmagórico. Salimos del coche, cerramos las puertas y se encendieron luces en cinco casas. Vimos varias caras detrás de los cristales. Le dije a mi cuñado.
    
    -¿No me habías dicho que aquí no había luz?
    
    -Luz eléctrica, esas luces son de quinqués.
    
    -¿Quinqués?
    
    -Sí, los quinqués son lámparas de aceite antiguas.
    
    -¿Y esto es el paraíso? Esto lo que parece es un cementerio el día de difuntos. Me estoy acojonando.
    
    -Esas caras no son de difuntos, son de curiosas y de curiosos.
    
    Entramos en una casa hecha con piedras. Mi cuñado encendió dos quinqués con el mechero y vi que estaba todo limpio. Le dije:
    
    -¿Cómo es que está todo tan limpio?
    
    -Las vecinas me mantienen limpia la casa.
    
    Os describiré cómo es una casa en el paraíso. Tiene una cocina de piedra con un horno en el lado izquierdo y un pequeño fregadero de piedra en el lado derecho. Una mesa con cuatro sillas, un mueble donde se guardan desde los platos a la hoz, pasando por las sartenes, una especie de ropero, una cama donde caben cinco personas, y dos arcas, una para el pan y otra para la carne. Tiene tres ventanas. El piso está hecho de barro mezclado con arena y en el techo se ven las vigas y los otros maderos que sujetan las tejas.
    
    Despertamos a las once y media de la mañana con los ruidos que hacían al llamar a la puerta. Fui a mirar quien era y me encontré con cinco ancianas. Una traía un jamón, otra, chorizos y quesos, otra, huevos y un capón, otra, una cesta con hortalizas y la última un garrafón de vino tinto. Me preguntó la del jamón:
    
    -¿Eres la otra amiga de José?
    
    Por lo que se veía no era la única que había llevado allí. Respondí con una evasiva.
    
    -¿Quién lo ...
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