1. Incesto en medio del monte


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos

    En la esquina de un bar, sentados a una mesa, a altas horas de la madrugada y ante la indiferencia de los presentes, que eran bien pocos y estaban bien mamados, estábamos mi cuñado y yo teniendo una charla de lo más interesante. Le decía:
    
    -Dejo a tu hermano, José -bebí un trago del cubalibre de ron-. Ya no soporto más sus borracheras y sus infidelidades.
    
    -¿Y a dónde vas a ir, Xena?
    
    -No me llames así.
    
    -Siempre te han llamado así. Casi toda tu vida has sido una guerrera, una princesa guerrera.
    
    -Siempre he sido una tonta que lo aguantó todo.
    
    -No me has dicho a donde vas a ir.
    
    -A la casa de mi madre. Voy cabalgando los cincuenta años y si no miro por mí ahora no voy a mirar nunca.
    
    -Te voy a hacer una proposición.
    
    -No la hagas.
    
    -Sabes que siempre me has gustado.
    
    -Por eso te dije que no me hicieras la proposición.
    
    -Podría gustarte.
    
    -Te llamé para que me llevaras a la casa de mi madre, no para que me hagas una proposición, me guste o no..
    
    -Te la haré igual. Ven conmigo esta noche.
    
    -¿A dónde?
    
    -Al paraíso.
    
    -Lo siguiente que me vas a decir es que follas como los ángeles.
    
    -Follo como un diablo.
    
    -Cómo hablabas del paraíso...
    
    -El paraíso al que te invito, está entre montañas, alejado del mundanal ruido.
    
    -Solo por curiosidad. ¿Cómo es ese paraíso?
    
    -Es maravilloso y está en una aldea donde solamente hay diez habitantes y la mujer más joven tiene 70 años.
    
    -¿Pero esos sitios aún existen?
    
    -Claro que sí, es un lugar rodeado de montañas donde aún no llegó el agua corriente, ni la luz, ni mucho menos el teléfono. Donde comen de lo que crían y de lo que recogen de la tierra, donde las mujeres, y algún hombre, van a lavar la ropa al río... Es una aldea anclada en el siglo XVIII, pero en ningún otro lugar del mundo se respira un aire tan limpio.
    
    -¿Has alquilado una casa ahí?
    
    -No, es una de las casas que quedó vacía luego de morir sus propietarios.
    
    -¿Cómo has sabido de ese lugar?
    
    -Me habló de él un amigo mío que tú no conoces.
    
    -¿Y la gente de la aldea no te dice nada por ocupar algo que no es tuyo?
    
    -No, agradecen la visita.
    
    -Así que es ahí donde te pierdes cuando te quieres aislar para escribir.
    
    -Ahí mismo.
    
    -Si fuera contigo no creo que escribieras mucho.
    
    -Eso es muy cierto.
    
    -Entiendo. No podrías ser mi querido, José, me sentiría peor de lo que me siento ahora.
    
    -No quiero ser tu querido, quiero ser tu amante ocasional.
    
    -¿Olvidas que eres mi cuñado?
    
    -Después de correrte cuatro o cinco veces te vas a olvidar de que soy tu cuñado.
    
    -Por lo menos no eres un cantamañanas. Cuatro o cinco veces a la semana...
    
    No me dejó acabar de hablar.
    
    -Cuatro o cinco veces cada vez que follemos.
    
    Sin querer me había quitado una sonrisa.
    
    -Fanfarrón.
    
    -En esas cosas no se puede fanfarronear si no se quiere quedar mal a la hora de la verdad.
    
    -Lo dices porque piensas que no habrá hora de la verdad.
    
    Acabó el vino que se estaba tomando y luego me dijo:
    
    -Lo digo ...
«1234...8»