1. Incesto en medio del monte


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos

    ... quitar mi falda gris de tablas. En bragas, le pregunté:
    
    -¿Qué te parece?
    
    Lo que vio fue una mujer madura, morena, de cabello negro, que estaba en su punto, o sea gordita, sin estar gorda, con tetas grandes, pero no enormes, con tripita... Le faltaba verme el coño. Se metió entre mis piernas, me quitó las bragas, vio mi coño peludo, y me respondió:
    
    -Estás para devorarte.
    
    -¿Y a qué esperas para hacerlo?
    
    Se echó encima de mí y lo primero que me comió fue la boca, bueno, según se mire, puede que se la comiera yo a él. Para ser justos mejor será que diga que nos comimos las bocas. Hubo sabrosas chupadas de lengua... Hubo de todo. Luego sus manos cogieron mis tetas por debajo y, magreándolas, lamió mis enormes areolas rosadas y mis erectos pezones y luego me mamó las tetas, un rato largo. Cuando bajó a mi coño lo encontró cómo un charco, hasta los pelos estaban bañados de jugos. Mismo parecía que le cayera encima la clara de un huevo. Me metió en la vagina el dedo pulgar de su mano derecha con la yema hacia arriba, acarició la pared superior y a los veinte o treinta segundo, le dije:
    
    -¡Me corro!
    
    Me corrí entre fuertes convulsiones y jadeando como una zorra luego de echar una larga carrera.
    
    Al acabar de gozar, me sacó el dedo pulgar del coño y, pringado de jugos, me lo metió dentro del culo con la yema hacia abajo, me lo folló con él, y me dijo:
    
    -Mastúrbate.
    
    Entregada al polvo, froté el clítoris con tres dedos.
    
    Poco después sacó el dedo pulgar del culo. Empuñó la polla y me frotó el glande en el ojete, luego me metió la punta, y después de la punta, poco a poco, me la fue metiendo hasta el fondo, al tiempo que me magreaba las tetas, me apretaba los pezones y me tiraba de ellos. Tiempo más tarde, la polla entraba y salía de mi culo y mis tres dedos volaban sobre el clítoris. Gemía como una loca. Era cuestión de poco tiempo que me corriera, y fue en menos tiempo del que yo pensaba cuando me corrí. Esta vez las convulsiones aún fueron mayores y los gemidos se hicieron escandalosos. Volví a exclamar:
    
    -¡¡Me corro!!
    
    Me quitó la polla del culo y me la metió en el coño. Entró muy apretada. Luego fue haciendo sitio, el coño se dilató y ya entró y salió con normalidad. Le eché las manos a las nalgas, y le marqué el ritmo que más me gustaba. Al final marqué un ritmo infernal, con el cual me llenó el coño de leche y con el cual le bañé la polla, mientras gritaba:
    
    -¡¡¡Me corro!!!
    
    Al grito de "me corro" me respondieron varios lobos con sus aullidos. Aullidos que hicimos cómo que no habíamos oído, pues venían de muy lejos.
    
    Luego de quitarme la polla del coño, metió la cabeza entre mis piernas y lamió el erecto glande de mi clítoris. Le eché las dos manos a la nuca, le llevé la boca a mi coño y moviendo la pelvis lo froté contra su lengua. Mi coño estaba encharcado de su leche y de jugos. Lo lamió, y lo hizo jadeando cómo un perro. Sus jadeos me calentaron aún más de lo que ya estaba. Le dije:
    
    -Bésame, quiero conocer ...
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