1. Llámame J


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... con él en sus pezones... De los pezones lo puso sobre el capuchón del clítoris... Si quisiera ya se corría, pero cada vez que sentía que le venía, paraba, jugaba con él en los pezones y volvía a bajar. De su coño ya salieran tantos jugos que había una pequeña charca de ellos en la cama. Al final, no pudo aguantar más. Apagó el vibrador, cerró los ojos y lo metió en el coño, follándolo, decía:
    
    -Dame más rápido y más fuerte -estaba pensando en el padre de una amiga-. Más rápido y más fuerte -se daba caña ella misma con el vibrador. ¡Más... Más... Más... Más... ¡Qué pedazo de corrida voy a echar! ¡Qué...! ¡¡¡Me cooorro!!!
    
    Tuvo un orgasmo espectacular. Le temblaron las piernas, las tetas, hasta las orejas le temblaron con el placer que sintió.
    
    Al acabar de correrse, miro al techo, y se dijo a si misma:
    
    -Si no lo intentas nunca sabrás si le gustas.
    
    Vistiendo una minifalda marrón, un top blanco y unas zapatillas de deporte sin calcetines, J, llamó al timbre de la puerta de una casa. Le abrió en bata de casa y zapatillas el padre de la amiga en el que estuviera pensando. Un hombre maduro, de pelo cano, delgado y alto, que le dijo:
    
    -Pasa, bonita, pasa. Mi hija no está en casa pero enseguida vendrá.
    
    J entró en la casa. Sabía que su amiga iba en la playa con su madre y que el padre, estaba solo en casa. Al engañarla diciendo que su hija llegaría pronto se confirmaron sus sospechas, le gustaba. Al llegar al salón se sentó en el tresillo, delante, sobre una mesa, había unas patatas fritas saladas y un par de cervezas.
    
    J, que tenía el cabello corto y usaba gafas, agachó la cabeza, y trató de bajar la minifalda, pero era tan corta que no daba de si. El cuarentón, le preguntó:
    
    -¿Quieres picar unas patatas?
    
    J, se hizo la tímida, y sin levantar la cabeza, le respondió:
    
    -No gracias.
    
    -¿Y una cerveza?
    
    -No, gracias
    
    El cuarentón no quiso perder más el tiempo.
    
    -¿Tienes novio?
    
    -No.
    
    -Será porque no quieres.
    
    -Gracias.
    
    Ya fue al grano. El tiempo apremiaba.
    
    -Si te cuento un secreto me lo guardas.
    
    -Sí.
    
    -Me masturbo pensando en ti.
    
    -Eso no está bien. Tiene a su esposa.
    
    -Sí, pero ella no es un bombón cómo tú, ni despierta las pasiones que tú despiertas en mi.
    
    Lo miró, vergonzosa, y le preguntó:
    
    -¿Qué clase de pasiones?
    
    -Bajas, sucias, muy sucias.
    
    J, lo volvió a mirar.
    
    -¿Cómo de bajas y sucias?
    
    -Cuando me masturbo me pones sobe tus rodillas y me azotas las nalgas con las palmas de tus manos. Me pones tu culo en la boca y haces que te lo coma. Imagino que tus jugos son blancos cómo la leche...
    
    J también sabía que el tiempo apremiaba.
    
    -Lo son, son blancos cómo la leche.
    
    El cuarentón se llevó un alegrón con sus palabras.
    
    -¡¿De verdad?!
    
    J, se levantó. El cuarentón, le dijo:
    
    -¿Te vas?
    
    -¡Lo que voy es a dejarte los ojos en blanco!
    
    El cuarentón se dio cuenta de que la tímida era una zorrita de mucho cuidado. J se agachó delante de él, le quitó las zapatillas, le desabrochó ...
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