1. Llámame J


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Era mayor de edad, morena, de pelo negro y corto, su cuello era de cisne, sus labios sensualmente gruesos, sus grandes ojos color café estaban bajo unas finas gafas rectangulares. De los lóbulos de sus orejas colgaban dos aros. Sus tetas eran medianas y su culo una delicia para gastrónomos. Estaba en el museo del Prado de Madrid. Miraban el cuadro Las Meninas del maestro Diego Velázquez. Le dijo a una amiga de excursión de fin de curso:
    
    -Cuando me eche de menos dile a la profe que vuelvo al mediodía al hotel.
    
    -¡Te va a matar!
    
    -No va a ser la cosa para tanto.
    
    La joven se fue. Vestía un vestido blanco con un escote que enseñaba un hombro en el que se veía la tira de un sujetador del mismo color, calzaba unos zapatos negros y llevaba en la mano derecha un pequeño bolso cartera. Entró en un bar y pidió una coca cola a la camarera. De pie, tomando un vino en la barra estaba un maduro, que a aquellas horas de la mañana era el único cliente, la joven lo miró y le preguntó:
    
    -¿Tienes un cigarrillo?
    
    -No, no fumo, además aquí no se puede fumar. ¿De dónde eres?
    
    -No creo que eso sea de tu incumbencia.
    
    La camarera le puso la coca cola y un vaso, la muchacha, le preguntó:
    
    -¿Tienes un cigarrillo?
    
    -No, pero ya te han dicho que aquí no se puede fumar.
    
    El maduro le dijo a la camarera.
    
    -Dale un paquete de Winston del de contrabando y un mechero de esos que regalas.
    
    Angie, la camarera, una veinteañera, rubia, de ojos azules, alta y guapa, le dio el tabaco y el mechero, y le dijo:
    
    -Toma, pero a fumar sales a calle o vas al servicio.
    
    El maduro le dijo a la camarera:
    
    -Cóbrame lo mío, el tabaco y la coca cola.
    
    La joven, desconcertada, le dijo al maduro.
    
    -Gracias, pero no fumo. Era por saber hasta dónde llega la generosidad de la gente española.
    
    El maduro, se mosqueó.
    
    -¡Ay qué coño! Tienes ganas de enredar, bonita.
    
    -¿Y tú te crees que puedes comprar a una chica con tabaco?
    
    -Solo trataba de ser amable con una extranjera.
    
    Por primera vez se le bajaron los humos.
    
    -Perdón.
    
    No fumaría pero se guardó el tabaco y el mechero. La camarera, con los codos apoyados en la barra, le dijo al maduro:
    
    -Esta lo que necesitaba era que la ataras a la cama cómo me atas a mí y que hicieras que se corriera media docena de veces.
    
    La joven miró al maduro, y le dijo:
    
    -¿Cuánto le pagas por follar con ella?
    
    Le respondió la camarera.
    
    -¿Tú que sabrás lo que es un hombre, insolente? Seguro que no pasaste de follar con jóvenes de pollas diminutas... Y no soy una puta, soy una afortunada. Aunque algo más afortunada sería si te pudiese comer el coño.
    
    La joven se escandalizó.
    
    -¡¿Qué?! ¿Y dices que no eres una puta? ¡Eres una perdida!
    
    -Soy una mujer de hoy.
    
    -De donde vengo no pasan estas cosas. Ninguna mujer habla tan abiertamente de lo que hace o de lo que desea.
    
    El maduro le dijo a la camarera:
    
    -Debía ser bonito ver cómo le comías la boca, las tetas, el coño, sería bonito ver cómo se corría en tu ...
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