1. Llámame J


    Fecha: 16/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... culo. El maduro la nalgueaba para que se relajase. J la metió milímetro a milímetro. Metía, un milímetro y sacaba dos, y así hasta que la metió hasta el fondo. El coño se adaptó a la verga y al rato ya lo follaba con ganas. El maduro le lamía la espalda cuando la polla salía. Ya no la nalgueaba, le amasaba las tetas. Al final el precioso culo de J follaba la verga con tanto ímpetu que los huevos del maduro iban de adelante hacía atrás y hacia delante sacudiendo la leche que llevaban dentro.
    
    Tanto fue el coño a la fuente, que algo se le rompió a J y soltó el caudal que llevaba dentro. ¡Tremenda fue la corrida que bañó la polla del maduro! Y tremendo el tembleque que sacudió el cuerpo de J.
    
    Al acabar, con su coño apretando la verga del maduro, se derrumbó sobre la cama.
    
    El maduro, le desató las manos. J se puso boca arriba. El maduro se arrodilló entre sus piernas, cogió la polla con una mano y comenzó a frotarle los labios y el clítoris con ella. Con la otra mano le magreaba las tetas y jugaba con sus pezones. Al ratito J cogió la polla y puso el meato sobre su clítoris fuera del capuchón y lo acarició como si la polla fuese un dedo. Ni dos minutos tardó en meterla en el coño, echar una mano al cuello del maduro, besarlo y después decirle:
    
    -¡Rómpeme el coño!
    
    El maduro le dio caña y algo le debió romper, ya que del coño de J salió jugo a presión, mientras ella decía:
    
    -¡Me cooorro!
    
    El maduro no sabía de qué parte de Sudamérica era, pero al correrse lo mismo decía que se venía o que se corría. ¡Y cómo se corría!
    
    J tenía cara de ángel pero era una diablesa, una diablesa insaciable. Acabó de correrse, y le dio:
    
    -¡Dame, dame, dame más!
    
    El maduro le dio, pero la vuelta, y la puso encima de él. J le ató las manos a los barrotes de la cama sin quitar la polla de dentro de su coño. Al tenerlo a su merced, comenzó a cabalgarlo, y le dijo:
    
    -¡Te voy a matar a polvos!
    
    El maduro, le dijo:
    
    -¿A qué no tienes coño a meterla en el culo?
    
    Paró de follarlo, lo miró a los ojos, y le preguntó:
    
    -¿Me estás retando?
    
    -Sí.
    
    Le volvió a preguntar:
    
    -¡¿Me estás retando?!
    
    -Sí, cobardica.
    
    Sacó la polla del coño, le puso el culo en la boca, y le dijo:
    
    -Engrásalo, maricón.
    
    La cogió por las caderas y le folló el culo con la punta de la lengua. J se empezó a poner cachonda de más. Al ratito le puso el coño en la boca, y le dijo:
    
    -Come, cerdo.
    
    El maduro le comió el coño empapado, coño que siguió soltando más y más, y más jugos blanquecinos. J, cuando sintió que se iba a correr, le dijo:
    
    -¡Qué bueno eres, carajo! Me encantaría despertar todas las mañanas encima de ti.
    
    Lo cogió por las orejas, y tirando de ellas y moviendo las caderas alrededor y la pelvis de abajo a arriba, exclamó:
    
    -¡¡¡Beeebe!!!
    
    Y el maduro bebió, bebió el jugo calentito de una deliciosa corrida, mientras ella gemía y se sacudía con el placer que sentía.
    
    La cosa no acabara... Lo besó para saborear los restos de sus jugos, y después le ...
«1234...8»