Llámame J
Fecha: 16/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... boca.
La joven, bajó las gafas con un dedo, por encima de ellas miró al maduro, y dijo:
-¿Perdón? ¿Oí decir que eres un mirón?
-Lo que soy es un hombre de ayer. Me gusta comer coños y culos más que comer pan.
La joven se había calentado. Quería follar. Allí no la conocía nadie. Se le ocurrió decir:
-Cien dólares.
El maduro la miró con extrañeza.
-¿Cómo que cien dólares?
-Sí, cien dólares por dejar que me comas tú el coño y el culo... Por atarme... Si voy a ser una puta quiero cobrar.
-¿Cómo te llamas, preciosa?
-Llámame J.
Al turrón.
Nada más cerrar la puerta del apartamento, el maduro cogió por la cintura a J y la besó en el cuello al tiempo que le amasaba las tetas, unas tetas duras que hicieron que se empalmase. J, sintió la polla en el culo y lo frotó contra ella. Giró la cabeza y el maduro le comió la boca. Tenía unos labios tan frescos que besarla era desear penetrarla. Lo cortó:
-¿No me invitas a tomar algo?
Se separó de ella.
-¿Qué quieres tomar?
-Leche.
-Aquí no tengo.
-Tienes.
Se dio la vuelta, se agachó, le bajó la cremallera del pantalón, le sacó la polla tiesa cómo un palo, la metió en la boca, y masturbándosela se la mamó. Mamaba bien. Ya había mamado unas cuantas pollas, había visto mucho porno, o ambas cosas. Su lengua subía desde la base al glande, lamía el frenillo y después mamaba solo el glande. Mamaba donde producía más placer. El maduro quiso aguantar, pero no pudo. Le empezaron a temblar las piernas. De su polla salió un chorro de leche espesa y calentita que chocó con la lengua de J. A este chorro siguieron cinco más, que J se tragó con gusto. Al acabar de correrse, el maduro se levantó. J tenía una sonrisa en los labios, la sonrisa de quien ha hecho un buen trabajo.
Se desnudó y se quitó las gafas. ¡Cómo estaba la Chavala! Sus tetas eran perfectas, medianas, de punta y con unas deliciosas areolas rosadas y unos pezones grandes, ricos, ricos, ricos. Su coño se veía delicioso, y aunque al maduro le gustaban más los coños y las axilas peludas, aquel coño parecía un manjar para dioses. J se echó boca abajo sobre la cama, el maduro, con dos cintas le ató las manos a los barrotes de la cama. Le levantó el culo y le lamió el coño, el periné y el ojete... Sus jugos blanquecinos subían desde el culo al clítoris. La lengua del maduro, lentamente lamía, lamía y lamía. Después le metió dos dedos en la vagina y le folló el culo con la lengua. J, no pudo evitar lo inevitable.
-¡Me vengo, me vengo, me vengo! ¡¡¡Me vengo!!!
Los gemidos de placer de J eran música en los oídos del maduro. La lengua pasó al coño. El flujo blanco y espeso que salía en cantidad le sabía a gloria.
Al acabar de correrse J, el maduro cogió la verga y se la puso en la entrada de la vagina. Al entrar el glande le encantó.
-¡Qué Apretada entra! Métela poquito a poco.
Era demasiada polla para un coño tan estrecho. No se la metió más.
-Vete metiéndola tú, bonita.
J fue empujando con el ...