Años 70: Estudiando en la Universidad 10 FINAL - Relatos Eróticos

Años 70: Estudiando en la Universidad 10 FINAL

... suegro, ni, evidentemente, ninguno de cientos de clientes de los muchos prostíbulos donde estuve, me habían transmitido lo que tú me acabas de dar. Nunca me habían susurrado cosas bonitas al oído mientras me la metían, siempre habían sido guarradas o insultos. Vamos a dormir un rato. Luego, al despertarnos, ¿me lo podrías volver a hacer así?

- Carmen, eres una mujer excepcional. Te admiro un montón y estaré encantado de hacerte todo lo que me pidas.

- Por cierto, Fernando, me debes veinte duros.

- ¿Cien pesetas? ¿Por qué?

- No pensaras que comprarme a mi suegro te iba a salir gratis. Yo sé que él, por una chica de casi veinte años, guapita, pero embarazada y puta, le pagó a la dueña del burdel cinco mil pesetas. Después de ser usada veinte años, está algo gastada, y solo vale cien pesetas, pero hay que pagarlas. Yo las ingresaré en la cuenta de mi suegro.

- Me dejas asombrado. - dijo Fernando riéndose. - no sé cómo puedes hacer bromas con una cosa tan seria.

- Las deudas, son las deudas. Si quieres te las presto yo. Mejor así, de esa forma me debes algo. Creo que has hecho una buena compra. ¿Cerramos el trato con un beso? - dijo Carmen y le dio un beso, al que él correspondió.

- ¿Y Miren? - preguntó Fernando de broma.

- Esa te la regalo en el mismo lote. Aunque tenga veintiún años, está sin domar y no vale ni eso. Te corresponde domarla.

- Eres una mujer excepcional y con sentido del humor. Una pena haber nacido veinte años tarde, me hubiese encantado conocerte con veinte años.

- A esa edad ya llevaba años ejerciendo de puta, estaba en la segunda finca. Tendría que ser mucho antes, como tres años antes, que es cuando me lie con el conde y me vendió. Seguro que me hubieras gustado, tu no me habrías vendido, aunque te fuera la vida en ello.

- ¿Cómo fue?

- Una deuda de honor. El hijo del conde, además de estar conmigo, se enrolló con la hija del señor al que luego me vendió, que era un mafioso dedicado a la prostitución y el contrabando. La dejó embarazada y el la ayudó a abortar clandestinamente, y tuvo una hemorragia y murió. Él le exigió una vida por otra vida. Y le pagó con mi vida, me llevó engañada a la casa de ese señor, diciendo que íbamos a una fiesta y me dejó allí y se fue. El hombre consideró que era una pena matarme y tirarme por ahí y me llevó a esa finca para explotarme sexualmente, es decir, me dejó encerrada en un prostíbulo. No se me ocurrió escapar porque sabía lo que les pasaba a las que no lo lograban. Otra chica que estaba allí trato de escapar y la pegaron una paliza enorme, delante de todas y luego un tiro en la cabeza y la dejaron tirada muerta en una cuneta.

- Se me ha revuelto el estómago.

- No me extraña. A mí también.

- No sé cómo puedes vivir con esos recuerdos. Y, sobre todo, cómo has podido llegar a ser esta mujer tan excepcional.

- A base de trabajo, esfuerzo y tragarme muchos sapos.

- Y no has vuelto a ver al hijo del conde.

- Ah, si. Una vez. En una fiesta en el ...