1. Conexión en mente y cuerpo


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Matthew, Fuente: TodoRelatos

    ... se sincronizaron como de costumbre. Mónica se puso de pie y aprovechando que tenía una erección importante y el pantalón desabrochado, le di la vuelta apoyándola contra la pared del cuartucho, aparté su tanga bajo su falda y la penetre tan profundo como pude, desde atrás, quedándome dentro e inmóvil, respirando en su oído, con nuestros cuerpos perfectamente adaptados como dos cucharas iguales y unidas.
    
    El tiempo se detuvo.
    
    Y no quisimos movernos ni un milímetro. Mis manos recogían sus preciosos pechos pequeños y notábamos el calor que desprendíamos, incapaces de recuperar el ritmo natural de nuestros latidos o nuestro aliento. Por fin me sentí llenarla y ella se sintió repleta, con espasmos en su interior, con la violencia animal que tenía aquel momento detenida por la pasión de conectar y que aquello durara eternamente…
    
    Por desgracia el tiempo solo se había detenido para nosotros, y alguien entró en el baño para quebrar nuestra eternidad en mil pedazos.
    
    – ¿Mónica? ¿Estás ahí? – La voz de María nos heló la sangre. – Tía, ¿estás bien? Hace un rato que no te veo.
    
    – Estoy bien… Tía, no seas pesada, que te voy a tener que dar hasta el horario del baño. Solo tengo dolores de regla. – Respondió la chica que en estos momentos seguía teniéndome en su interior.
    
    – ¡Vale! ¡Joder, que borde! Encima que me preocupo por ti…
    
    Los labios vaginales de Mónica se habían cerrado ligeramente del susto y me hacía daño, pero no queríamos movernos y temíamos que a María se le ocurriera en algún momento mirar por encima de la puerta y encontrarnos semidesnudos y perfectamente acoplados.
    
    Hubo un silencio largo.
    
    – Me voy – Se rindió al final.
    
    Y escuchamos sus pasos hasta que abrió la puerta de salida y pudimos respirar… O eso pensamos.
    
    – ¿Has visto a Matt? – Dijo deteniéndose antes de abandonar del todo el baño público.
    
    – ¿Matt? ¿Y yo qué coño se? Ni que lo tuviera yo escondido. – Contestó con indiferencia mi amiga gótica.
    
    La puerta se cerró por fin. Y con un poco de calma y cuidado pudimos separarnos y dejar escapar el aire contenido.
    
    – ¿Por qué has dicho eso? No hacía falta darle pistas. ­– Susurré por si María seguía escuchando detrás de la puerta.
    
    – Perdón, me puse nerviosa y…, lo siento… joder. ¡Qué pesadilla de mujer! – Respondió Mónica mientras nos vestíamos y volvíamos a la realidad.
    
    Y nos besamos por última vez antes de que mi furtiva amante saliera por su cuenta del baño, encontrándose en la salía a la detective metomentodo plantada e iniciando una pequeña discusión con ella, que hizo que ambas se alejaran de allí.
    
    Me quedé un buen rato encerrado recuperando la compostura antes de salir, y finalmente cuando aparecí y me reuní con el resto del grupo, entre las que estaban las dos chicas de esta historia, tuve que soportar miradas inquisitoriales de sospecha de una, y una fingida apariencia de importarle una mierda mi existencia de la otra.
    
    Aquella situación me agobió un poco, así que me propuse darme una vuelta ...
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