1. Conexión en mente y cuerpo


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Matthew, Fuente: TodoRelatos

    ... bolsillo una de sus bragas usadas, perfumadas con su colonia, en un gesto de visto y no visto. En otra ocasión me dejó masajear sus pechos por encima de la ropa durante un rato en un portal... Aunque ese día nos obsesionamos con que alguien nos hubiera visto entrar. Recuerdo también como metiendo su mano en el bolsillo de mi pantalón estuvo acariciando mi sexo con disimulo hasta lograr a endurecerlo y dedicarse a explorar su forma en el mismo parque en el que nos habíamos estado besando una ocasión anterior.
    
    Quizás podíamos haber escapado en más ocasiones al dichoso parque, o más tiempo. Pero era una tortura el marcaje al que nos tenían sometidos
    
    Una caricia disimulada en el trasero cuando nadie miraba, un susurro cercano en la oreja en mitad de una fiesta multitudinaria, compartir saliva a través de una botella…
    
    Cada vez necesitábamos más de esos pequeños acercamientos y fuimos asumiendo mayor riesgo. Por que las sensaciones aprendidas empezaban a ser fundamentales en nuestras narraciones nocturnas y por que el anhelo del piel con piel era inevitable.
    
    Llegamos así a lo que llamamos “el incidente”, ocurrido durante una fiesta privada en un garito donde casi todo el mundo bebió bastante. Acercándose el final de la noche conseguimos escaparnos a un baño público vacío por separado, primero ella y luego yo, y nos encerramos en uno de los cubículos con ansia desmedida por probar y descubrir en unos minutos todo lo que pensábamos que nos faltaba. Algo difícil de lograr antes de que notasen nuestra ausencia, porque teníamos demasiadas cosas pendientes.
    
    Nos besamos como locos…
    
    Recuerdo que prácticamente nos comíamos, jadeábamos, colábamos las manos bajo la ropa y nos acariciábamos con urgencia, descubriendo nuestro cuerpo por zonas, recorriendo y explorando nuestra piel con devota admiración.
    
    Recuerdo también que quería pasear mi lengua por todo su cuerpo.
    
    Nuestros deseos eran como un torrente que se estampaba sin remedio contra una presa. Se iban amontonando por ser los primeros, los seleccionados para tener la oportunidad de probar esa sensación de la que habíamos hablado mil veces.
    
    Así, por fin pude tener sus tetas en la boca y verla echar la cabeza hacia atrás de placer, deslizarme por su cuello, introducir mi mano en su ropa interior y notar cómo se mojaba por mí, excitado, y sintiendo a cámara rápida lo que quería vivir a cámara lenta. Empezó a masturbarme con fuerza y se arrodilló para meterse mi glande en la boca y dejarme sentir su mano acariciarme con prisa diciéndome que necesitaba ver cómo me corría en ese momento, solo para ella, mezclando mi líquido con su saliva y bañando su escote después.
    
    Me habría encantado.
    
    Pero con esa avidez era imposible concentrarse y dejarse llevar por una sola cosa. Solo queríamos tenernos de mil maneras, en cien posturas y que no llegara nunca un orgasmo para que aquello no terminara.
    
    Y el tiempo jugaba en nuestra contra.
    
    De pronto nos sobrevino el ímpetu y nuestras mentes ...
«12...567...»