1. Conexión en mente y cuerpo


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Matthew, Fuente: TodoRelatos

    Mónica y yo siempre teníamos “cara de sueño”. O eso solía decirnos una amiga en común, María, que sospechaba que teníamos algún secreto entre nosotros. Y es que para ella había algo muy raro. Aparentemente casi no teníamos ningún trato, salvo los fines de semana en que salíamos todos en el mismo grupo de personas, pero por algún motivo, María era capaz de percibir algún tipo de conexión oculta indetectable para el resto. Su faceta de detective aparecía de vez en cuando y me interrogaba insistentemente, pero nunca conseguía llegar a conclusiones y se retiraba frustrada, observando desde lejos los detalles, hasta la siguiente batalla por la verdad, la próxima ocasión en la cual poder plantear nuevas cuestiones que desmontaran mis respuestas absolvedoras.
    
    La joven que despertaba las suspicacias de mi colega aspirante a investigadora, era delgada, medía 1,70 metros, de pelo moreno y ondulado. Su mirada era oscura, incluso tenebrosa y distante gracias a unos profundos ojos negros que parecían tener otro universo en su interior. De vida nocturna muy activa, si no la conociera habría pensado que llevaba una doble existencia como vampiresa, con sus atuendos oscuros, llenos de correas, colgantes de extraños símbolos rúnicos y alguna que otra vaporosa transparencia que dejaba ver alguno de los tatuajes que tenía en la espalda y el brazo izquierdo. Misteriosas plantas y alambres de espino con cadenas enroscadas, se mezclaban, casi con vida y realidad propia gracias a la tinta sellada sobre su piel pálida. Así era Mónica. Misteriosa. A la vez temible y frágil. Una joven que tenía que lidiar una discapacidad que no le permitía andar por si misma largas distancias sin ayuda.
    
    Por suerte su novio y María siempre estaban allí para acompañarla.
    
    Por mi parte, solo miraba. Aunque siempre estaba allí si me necesitaba, y ella lo sabía.
    
    Si, lo sabía.
    
    Como también yo era consciente de nunca ocurriría y podía estar tranquilo desde el banquillo, porque siempre estaría bien atendida y no precisaría nada de mí. Al menos en este plano de la realidad…
    
    – ¿Qué extraña película tenéis montada? – Me preguntaba María al oído cuando me descubría observándola desde la distancia. – Se nota que te encanta por como la miras.
    
    Yo sonreía, como tomándome sus insinuaciones a broma.
    
    – ¿Gustarme, ella?, no digas tonterías.
    
    Casi siempre había música alta y ruidosa a nuestro alrededor, así que tampoco había conversaciones profundas.
    
    – Y lo peor de todo. Lo que más me molesta ¿sabes qué es? ­– Insistía mi amiga. – Que ella te mira igual. Pero nunca interactuáis.
    
    Es cierto que casi no nos comunicábamos… en público.
    
    En realidad Mónica y yo llevábamos años hablando, solo que lo hacíamos siempre por teléfono, donde éramos libres de compartir nuestras confidencias y conocernos de forma íntima y precisa. Siempre me llamaba a eso de las tres de la madrugada y recuerdo que hablaba desde dentro de su armario, ya que aún vivía con sus padres y no quería que la ...
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