1. Conexión en mente y cuerpo


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Matthew, Fuente: TodoRelatos

    ... detrás de nosotros. De lamer el agua de su cuello, sus labios o de los pezones duros que resaltaban en sus pequeños y preciosos pechos. De ir por detrás, por su nuca, su columna o su trasero y luego de nuevo por delante. Enroscándome como una serpiente y bajando…
    
    – ¿No te estás sintiendo un poco sumiso? – Me interrumpió de repente.
    
    – Soy yo quien tiene el control ahora. – Respondí muy serio. – Solo yo decido el ritmo, y si quiero parar, alargar o acelerar la llegada de tu orgasmo. – Añadí.
    
    – Pero vas a…
    
    – ¿A qué? – Le corté la frase.
    
    – No te pongas tan serio que me voy, ¿eh? – Bromeó
    
    – De eso nada. Te quedas.
    
    – ¿A si? ¿Y eso por qué? – Preguntó risueña.
    
    – Porque te vas a correr en mi boca cuando termine de disfrutarte. – Dije finalmente con seguridad.
    
    Recuerdo que dijo que aquellas palabras le sonaron como una orden, casi un mandamiento que le hizo estremecerse, incluso una ley que sería un placer cumplir, y a continuación le describí al detalle como tenía pensando hacerle el mejor sexo oral que fuera capaz. Lo visualizaba a cada paso, a cada gesto de lengua sobre su clítoris, a cada juego de mis dedos acompañando en su interior, a las caricias en su cuerpo que no pensaba detener mientras me la comía, mezclaba mi saliva con sus fluidos, la succionaba y disfrutaba de ella…
    
    Y de repente un gemido ahogado se extendió por mi cuerpo en forma de ondas sonoras y que me hizo vibrar de placer e interrumpió los últimos momentos del apetitoso cunnilingus que estaba paladeando en mi imaginación. Ahogado por que se intuía que se había tapado la boca para contenetlo.
    
    – Que hijo de… – susurró Mónica con la respiración entrecortada.
    
    – ¿Qué pasa? – Le pregunté extrañado.
    
    – Me he corrido…
    
    – ¿Estabas acariciándote?
    
    – No, pero me has hecho correrme. – Suspiró. – No podía más.
    
    – Pero… ¿Es eso posible?
    
    – Uff, yo que se… estaba ahí metiéndome en la historia y apretando los muslos y de repente notaba que me palpitaba… Y notaba calor… Y he pensado en tu boca… – Me contó ligeramente avergonzada. – Joder, me corrí y ahora tengo ganas de tocarme más.
    
    Me explicó que no había sido gran cosa, pero no lo pudo evitar. Aquello la había hecho excitarse demasiado y necesitaba notarme a través de sus manos.
    
    Yo me sentía igual de caliente.
    
    Y así empezó todo. Aquella noche sincronizamos nuestros cerebros y ya no pudimos parar de repetirlo siempre que podíamos. A altas horas de la madrugada.
    
    Yo jugaba a la descripción detallada, a la sorpresa, a ser a veces firme y con tono autoritario pero pensando en su placer, porque sabía que aquello le encendía. Le hablaba también mucho de fluidos porque era conocedor de que a Mónica le encantaban los “besos salivosos” y la mezcla de fluidos corporales. Y es que presumía de mojarse mucho y le encantaba la idea de que me vaciara sobre su piel de mil maneras. Ella, por otro lado era creativa para envolverme en los sonidos de sus gemidos y sus largos, sensitivos y sonoramente agradables ...
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