1. El accidente que cambió mi vida


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Olorarosas, Fuente: TodoRelatos

    ... un dedo sin problemas porque estaba con el aceite del masaje. Me lo fue rotando y masajeando y luego me introdujo un segundo dedo... y me volví a correr.
    
    Al terminar los ejercicios, se acercó a mi cabeza y yo, mirándola apasionadamente, dije:
    
    --Haz de mi cuerpo todo lo que quieras. Seré todo lo puta que me ordenes. Obedeceré ciegamente todos tus deseos y me entregaré a quién quieras.
    
    --¿Y también a tu padre? -me preguntó riendo-
    
    --Si es eso lo que quieres, te juro que me follaré a mi padre todos los días. Otra cosa será si quiere o no quiere hacerlo. O si me encierra en una cárcel por demasiado puta.
    
    --No, no lo hará y follarás con él. Está muy bueno. Ya lo verás, pero ahora vayamos poco a poco en tu transformación rehabilitadora y plurisexual.
    
    Fueron pasando los días y también las semanas. Yo ya empecé a andar sin necesidad de muletas, solo necesitaba un simple bastón, pero la muy puta de Paula me sugirió que las siguiese usando para dar un poco la sensación de no ir tan adelantada y poder seguir juntas las dos. Sinceramente, Paula es una masajista extraordinaria y cada tarde en su camilla, era un despertar de sensaciones y de placeres. Pero empezó a pasar algo que no estaba previsto, y es que a Paula empezó a caerle muy bien mi padre y a mi padre, Paula le caía de puta madre.
    
    El último día de masajes en el gabinete de la Mutua, nos metió en un despacho para que su oferta de ir a su gabinete privado tomase forma, y yo quise meter baza diciendo que no hacía falta que me llevase mi padre con el coche, que ya podía coger el bus. Y mi padre se puso pálido y también vi la cara de sorpresa de Paula. Y al ver sus rostros, de repente, les dije sin pensarlo dos veces:
    
    --Chicos, ¿por qué no os dejáis de coñas y os vais el sábado a cenar por ahí y a tomar unas copas? Creo que sois las personas que más se lo han ganado estas semanas. Hacedlo por mí… ¡pero sin mí!
    
    Y sí, salieron ese sábado y mi padre no volvió el domingo hasta casi las 10 de la mañana. Sonriente, feliz, satisfecho. Tan satisfecho, que se abrazó a mí fuertemente y me dio unos impresionantes besos en las mejillas. Casi lloré de la emoción, por fin mi padre volvía a ser el hombre que siempre había sido hasta el accidente: feliz, dicharachero, bromista... Y en ese momento, me prometí follármelo y hacerme su amante doméstica. ¿Cómo lo conseguiría? Seguro que Paula me daría la solución.
    
    Empecé a acudir a su gabinete privado, y allí trabajaba otra fisio preciosa de unos 40 años, y dos hombres que eran masajistas, uno mulato claro, alto, lleno de músculos y tatuajes, pero relativamente delgado, Raúl, y el otro, blanco, un armario de hombre, Sergio, también lleno de músculos y tatuajes, y me presentó a otras dos mujeres elegantemente vestidas, Rosa y Amparo, entre los 45 y 50 años, y que eran las encargadas de la casa de putas juveniles que escondía ese gabinete de masajes terapéuticos y gimnasio especializado en rehabilitación. Pero también especializado en preciosos ...
«12...678...12»