El accidente que cambió mi vida - Relatos Eróticos

El accidente que cambió mi vida

... usar bragas para la calle y el cole cuando volviese, pero no para mi casa o para estar con ella. Me las quité lentamente, más por la rigidez de mis piernas (por eso usaba faldas en lugar de pantalones) y me quedé ante ella, desnuda de cintura para abajo.

No sentí vergüenza, sabía que mi cuerpo era “potente” y estaba orgullosa de él. Y cuando ella me quitó la blusa y luego el sujetador sin ninguna oposición, me quedé totalmente desnuda ante ella, aunque lógicamente, eso no era necesario. Era como si realmente me entregase a sus deseos, fuesen los que fuesen. Y así, desnuda, me tumbé en la camilla y mientras Paula me besaba en los labios, en los pezones, los chupaba, los mordía y me volvía loca por ganas de gritar de placer, su mano se movía de una manera extraordinaria en mi entrepierna mientras sus dedos se introducían dentro de mi conchita.

No tardé nada en correrme, pero tuve que taparme la boca con mis dos manos. Mi cuerpo se estremecía sin parar mientras una catarata de flujos salía del interior de mi coño. Y a pesar de mis corridas, Paula no se cansó de insistir masturbándome una y otra vez. Sus manos eran terribles fuentes de placeres y sabía dónde y cómo provocarlos. Me estaba demostrando quien de las dos mandaba y dominaba y quien era la dominada y sumisa. Y me seguí corriendo abandonada a sus deseos. Pero esta vez no mojé la sábana, Paula lo había previsto y tenía una toalla grande bajo mi culo doblada varias veces.

Cuando ella consideró que ya era suficiente paró. Nos quedamos mirándonos y ella me dio un beso lento, suave, delicioso, y acercando sus labios a mi oído, me dijo de forma cálida y suave:

--Prepárate mi amor para vivir una nueva vida. Tu padre nos deja ser amigas y salir juntas. Voy a convertirte en una puta pervertida y viciosa hasta donde no te imaginas. Respondes muy bien a la excitación sexual y aguantas varios orgasmos seguidos. Este mismo verano follarás por dinero. En cuanto podamos maquillar tus cicatrices harás porno con gran placer por exhibir tu cuerpo y darás rienda suelta a tus vicios. Y en cuanto se pueda te tatuaremos.

No me dijo nada más. Pero meses después supe, por ella misma, que mi cuerpo y mi carácter la volvían también loca de pasión, y deseaba que yo me entregase a ella y al mundo del sexo lo más pronto posible, y así depravarme de manera que ya nunca lo abandonase. También me aconsejó tomase más Codeína de la necesaria, para sin darme cuenta meterme en el mundo de las drogas y su dependencia,

Me miró, cogió el aceite que fue depositando en mi cuerpo, y empezó con los masajes de los ejercicios de rehabilitación, bastante dolorosos por cierto, sobre todo por el agarrotamiento muscular de todo el tiempo que estuve escayolada y hospitalizada. Piernas arriba, muslo arriba y pie abajo, estiramientos. Boca arriba, boca abajo... Y estando así, boca abajo, me dio tal masaje entre mis glúteos que me volví a correr. Ella cogió parte de mis flujos, untó con ellos la entrada de mi ano y me metió ...